Berlín

El fundador de la web Wikileaks, Julian Assange, quien el sábado estuvo durante doce horas bajo orden de búsqueda y captura por la presunta violación de una mujer y la agresión a otra, dijo ayer que ya le habían puesto «en guardia contra trampas sexuales». «No sé quién se esconde detrás, pero nos avisaron de que, por ejemplo, el Pentágono, jugaría sucio para destruirnos», afirma Assange en una entrevista con el diario «Aftonbladet» de Estocolmo.

Wikileaks saltó a la fama hace unas semanas por la publicación en internet de documentos secretos de Estados Unidos. Bajo el título «Diario de la guerra afgana», el 25 de julio la web publicó unos 70.000 documentos que abarcan desde enero de 2004 hasta 2010 y en los que se revelan desde muertes de civiles no divulgadas hasta la posible colaboración de los servicios secretos de Pakistán con los talibanes.

Hace unos días, Assange ratificó su propósito de publicar «pronto» otros 15.000 documentos militares confidenciales que se guardó sobre la guerra de Afganistán.

El sábado, en Suecia, durante casi doce horas, sobre Assange pesó una orden de búsqueda y captura por los cargos de violación y acoso sexual. Ayer anunció que sus abogados estudian presentar varias querellas, una de ellas contra el diario «Expressen», el primero que difundió la noticia en su edición electrónica con una gran foto de Assange y la confirmación del fiscal de turno.

Assange se encontraba en Suecia desde hacía unos días ofreciendo conferencias, tras aceptar la oferta del Partido Pirata local de acoger varios servidores de internet de Wikileaks, ante la persecución que sufre por parte de las autoridades de Estados Unidos.

En la noche del viernes al sábado la policía se lanzó sobre Assange para proceder a su detención. Todo partía de una supuesta acusación de dos mujeres de 20 y 30 años, que nunca presentaron una denuncia.

Ayer en la capital sueca la fiscalía emitió un comunicado, según el diario electrónico «Aftonbladet», en el que trata de explicar la situación judicial y policial que envolvió a Assange. Esa oficina se justifica en que la fiscal jefe, Eva Finne, y la fiscal de turno del viernes por la tarde «manejaron distintos datos».

La información de que disponía Eva Finne al anular la orden de detención contra Assange el sábado «era más numerosa que la que tenía la fiscal de turno», señala la nota oficial.