El nuevo embajador de Marruecos, el saharaui Ahmedu Uld Suilem, llegó ayer tarde a Madrid para incorporarse a su puesto vacante desde hacía casi un año, tiempo en el que el reino alauita intensificó su campaña contra Ceuta y Melilla.

Su llegada coincidió con la detención en El Aaiún de dos cooperantes españolas y tiene lugar tres días después de que 20 saharauis que arribaron en lancha neumática a Fuerteventura hayan pedido asilo político para alarma del Gobierno, que teme otra crisis con Rabat después de las del verano (Ceuta y Melilla) y la de noviembre (la represión en el Sahara).

Uld Suilem presentará el lunes las cartas credenciales al Rey. Mohamed VI lo nombró el pasado 26 de noviembre, una semana antes de que Rabat anunciara su decisión de revisar la relación con España en protesta por la moción aprobada en el Congreso de condena por el asalto del campamento saharaui de El Aaiún. El Gobierno español le había concedido el plácet en abril y el de Marruecos había garantizado que estaría en diciembre en Madrid.

El embajador nació en Dajla y perteneció al Frente Polisario en 2009, cuando pasó a apoyar el plan marroquí para el Sahara. Su nombramiento ha provocado malestar en el frente independentista, que lo considera una «provocación» y un «obstáculo» para tratar de acercar posturas en el conflicto.