Oviedo, M. J. I.

El castaño, la especie forestal más abundante en los bosques asturianos, que un día fue también venerada en el medio rural de la región, vive sus horas más bajas. Ha pasado de ser la materia prima de los muebles de las salas nobles de las casas en aldeas y ciudades a caer en picado en los escaparates de las mueblerías.

El deterioro de los árboles, la escasa calidad de la madera y su caída en desuso, ante la moda que llega de otras latitudes, no ayuda a la recuperación de la especie que llego de América hace más de 500 años. Aun así, su presencia sigue dominando las siluetas de los montes. La superficie forestal de Asturias dedicada a castaño ocupa casi 100.000 hectáreas.

La distribución por municipios es muy variable. Va desde una hectárea en Ribadedeva a 5.168 en Valdés, según datos de Sadei. En cualquier caso, la presencia es constante en todo el territorio regional.

Las jornadas dedicadas a la problemática del castaño, celebradas recientemente en Oviedo, organizadas por la Asociación de Empresarios Forestales de la Madera -Asmadera- y el Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales de Asturias, han puesto de relieve la preocupación de los empresarios forestales asturianos por el futuro de los castañares.

Los datos expuestos en la reunión hablan por sí mismos. El 65 por ciento de la producción de castaño en Asturias es madera de segunda o tercera calidad. Hacen falta casi 3,5 toneladas para conseguir un metro cúbico de madera servible. Lo normal, dada la densidad del castaño, serían 2,5 toneladas, según señala Luis Enrique García, presidente de Asmadera.

García considera «urgente» ayudar a la industria transformadora -sobre todo aserraderos- para mejorar sus procesos productivos y de gestión, «porque hoy es una industria obsoleta tecnológicamente».

Los empresarios también opinan que la madera de castaño necesita un «potente empujón» en divulgación y promoción entre consumidores, arquitectos, aparejadores o ingenieros técnicos.

Otro de los problemas a los que se enfrenta el castaño en Asturias es el chancro, una enfermedad que afecta seriamente a gran parte de los castañares del norte de España; por ello se están llevando a cabo muestreos para conocer la situación actual de la enfermedad en Asturias y se estudian alternativas para su posible control.

El chancro del castaño es una enfermedad producida por el hongo «Cryphonectria parasitica». Fue descrita por primera vez en Estados Unidos en 1904 y treinta y cinco años más tarde se citaría en Italia, desde donde se extendió por toda Europa. En España se encontró en la década de los cuarenta en Galicia y en el País Vasco. Los árboles afectados muestran generalmente ramas secas.

Aunque, según Luis Enrique García, la marca o sello «Castaño de Asturias» no es una prioridad para el sector, sí es una oportunidad con potencial suficiente si se logra asociar con madera de calidad y una oferta sostenible.

Asturias produce en la actualidad el ochenta por ciento de la madera de castaño de España. García considera que no existe relación directa entre volumen de producción y apoyo directo de las administraciones.

Por eso se muestra partidario de promover el empleo del castaño en el sector de la construcción, incluyéndolo en el código técnico de la edificación.

El presidente de Asmadera considera que en gestión del castaño España -y de forma concreta, Asturias- es casi marginal, en relación con lo que se ha avanzado en países como Italia, Francia o Suiza.

Los empresarios añaden que la grave situación sanitaria de los bosques de castaño en Asturias, además de encarecer la explotación de los montes, añade una gran incertidumbre sobre la calidad y aceptabilidad de los productos obtenidos. La prioridad es luchar contra el abandono del monte y a partir de ahí revitalizar el castaño.

Altos costes

La ausencia de infraestructuras forestales adecuadas a la orografía del monte asturiano repercute negativamente en unos altos costes de explotación de la madera, que llegan a superar los 35 euros por tonelada.

Formación de gestores

Es urgente la formación de gestores de los aprovechamientos maderables -propietarios, empresas y empleados- en aras de mejorar los procesos.

El mal se generaliza

Los empresarios de la madera denuncian que en Asturias ya no existen bosques de castaños libres de problemas fitosanitarios. La madera de castaño no cuenta con identificación europea, algo que dificulta su empleo en el sector de la construcción.