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Me quedo en el pueblo | Camoca (Villaviciosa)

Inspiración en la aldea familiar

La diseñadora Carola Bocanegra vive y trabaja en la casa que sus - abuelos hicieron en el pueblo maliayés, donde realiza joyería artesanal

Carola Granda Rodríguez, "Carola Bocanegra" en el taller, hace un descanso en su trabajo de talla del azabache, en Villaviciosa. ANA PAZ PAREDES

Hace cuatro años Carola Granda Rodríguez, más conocida por todos como "Carola Bocanegra", nombre con el que firma sus trabajos, volvió para quedarse definitivamente en la casa de la que un día partió en Camoca (Villaviciosa). "No estuve mucho fuera, apenas tres años en Donosti y luego residiendo también un tiempo en la Villa, pero mi hogar, mis raíces, donde me siento feliz, en donde viví mucho tiempo y he regresado, es en la casa de Camoca que levantaron mis abuelos y hace tiempo es mía", matiza ella mientras hace un descanso en su taller donde ultima una preciosa pieza de azabache que asemeja un águila en vuelo.

Esta mujer, apasionada de la vida y de la historia de los minerales y las piedras, es, además de artesana joyera, una artista que desde muy joven mostró sus aptitudes a través del dibujo y la pintura. "Estudié en Oviedo, en la Facultad de Minas, Gemología, Grabado y Engaste. Mi otra gran pasión son las piedras, los minerales. Toda mi vida dibujé y al realizar estos estudios decidí unir la creatividad con las piedras y dedicarme a trabajar como artesana joyera. Empecé con 19 años y, salvando los dos meses que me fui a la India de donde volví cargada de material, digamos que jamás dejé de tallar y diseñar", recuerda ella que actualmente lo que más trabaja es el azabache. "Disfruto muchísimo tallándolo. La propia pieza me inspira en sí misma lo que quiere ser. Para mí, dibujar y tallar es lo mismo, lo que pasa que en el segundo caso, y entre otras cosas, les das volumen a las piezas", matiza.

El campo, las raíces y la naturaleza son fundamentales para ella. "La ciudad no es para mí. Reconozco que algunas como Barcelona potencian la creatividad porque es una sobredosis de estímulos, pero lo mío es el pueblo. Yo es que nací para vivir en el campo y, por supuesto, en Asturies, eso lo tengo clarísimo. Esta casa la hicieron mis güelos cuando yo tenía 1 año y de hecho el nombre con el que firmo mi trabajo es un homenaje sentido a mi abuela, Nacha Bocanegra, con la que me quedaba muchas veces cuando era pequeña. Para mí no hay nada como levantarme cada mañana, abrir las ventanas y ver las flores, o las primeras hojas saliéndole a los árboles, o sentir el olor de la hierba después de haber llovido", resalta Carola, para quien vivir en la aldea no es ningún impedimento para dar a conocer su trabajo tanto en Asturias, como en España o el extranjero.

"Al poco tiempo de volver a Camoca entré en un grupo de internet sobre minerales y gemología con muchos seguidores. Me hice muy participativa porque es un tema que me encanta y los administradores me ofrecieron la oportunidad de dar a conocer allí mi trabajo. Así empecé a comercializar mis diseños hasta el punto de que ya me piden trabajos personalizados desde países como Estados Unidos, Bélgica o Suiza. Tallo el azabache, pero también trabajo con piedras semipreciosas de todo tipo. Me gusta inclusive trabajar mi propio metal; fundirlo, laminarlo, estirarlo. Quiero que todo cuando conforma la pieza que ofrezco esté hecho de forma artesanal", matiza esta mujer que, al tiempo, destaca que "una buena conexión a internet en el medio rural es importantísima para procurar que los emprendedores que desean vivir en los pueblos se queden en ellos. Mucha gente hace negocios desde su casa con el mundo entero a través de las redes", señala ella que, en su poco tiempo libre, dibuja "o voy a tomar unes sidres pero poques, porque lo que más me gusta es estar creando en mi taller, disfruto un montón", señala.

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