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Campo de Caso-Infiesto, el infierno de los conductores

Los vecinos de Caso y Piloña exigen el arreglo de la carretera, que está cada año más degradada

Baches y gravilla suelta tras pasar la localidad de Bueres. Fernando Geijo

En la ascensión al Angliru, una vez pasada el área recreativa de Viapará, un cartel de una antigua portada del diario Marca avisa a los ciclistas de que están en "el infierno". La carretera entre Campo de Caso e Infiesto debería tener, en alguno de sus puntos, un cartel similar, porque se trata de un auténtico infierno para los conductores, con innumerables baches, argayos y gravilla suelta que hace que la circulación diaria por la zona sea realmente difícil, y en ocasiones, hasta peligrosa. El Ayuntamiento de Caso ha exigido en varias ocasiones la necesidad de arreglar la vía, que lleva 20 años sin recibir "una inversión en condiciones".

En Campo de Caso, una pintada reivindicativa de "¡Carretera ya!", situada en el muro de la biblioteca, ha sido sustituida por un mural, realizado por una pintora local, que conserva, eso sí, la reclamación.

El alcalde casín, Tomás Cueria, indica que "todos defendemos que se arregle esta carretera. Lo que se hizo con este mural fue mantener la reivindicación, pero de otra forma". Unos cientos de metros más arriba, iniciado ya el ascenso hacia Orlé, la carretera AS-252, de titularidad autonómica, ya deja bien claro al conductor que los baches van a ser protagonistas del viaje, y que hay que mantener los amortiguadores del vehículo en buena forma.

Pese a que hace en el verano de 2012 se realizó un reparcheo del asfalto en algunas zonas, éste ha servido más bien de poco. En los tramos de carretera donde no se hizo una reparación integral, el asfalto se ha desprendido, formando más baches y dejando gravilla suelta en la carretera. El recorrido sigue siendo agitado hasta Bueres, donde, una vez pasado el pueblo, empieza el verdadero suplicio en la conducción.

Los baches son cada vez más profundos, la vía más estrecha y, además, empiezan los argayos. El primero de ellos se encuentra a unos cientos de metros de Bueres, en plena curva, y se trata de un desprendimiento que se ha llevado por delante buena parte del carril. Unos kilómetros más arriba se encuentra el argayo más veterano, que lleva más de un año muy cerca del alto de la Collá d'Arniciu.

Pasado el puerto, un en el descenso por territorio casín hasta la zona de Les Cueves, la vía sigue estando en mal estado, pero sin llegar a los niveles del tramo entre Bueres y la Collá. Los vecinos de Caso y Piloña llevan tiempo reclamando el arreglo de la carretera, que iba a ser reformada con los fondos mineros, un proyecto que se quedó en papel mojado y que es inabordable con la crisis. Aunque eso sí, "no pedimos una autopista, sí una carretera digna y que no sea peligrosa", subraya Tomás Cueria.

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