Taramundi,

T. CASCUDO

«¡Si queremos que nazca algo hay que quitar las piedras!», gritó ayer decidido Borja. Perfectamente equipado con botas de goma, mono azul de trabajo y una gorra para protegerse de los rayos del sol, se mostró muy resuelto en el trabajo. Y es que Borja es uno de los 28 niños del colegio de Taramundi que participan en una original iniciativa que une a los mayores y a los más pequeños del concejo en torno al cuidado y cultivo de la tierra.

«Hay que agacharse Andrés, ¡pareces de ciudad!», dijo una niña a su compañero de clase en plena faena. Jesús Yanes, uno de los mayores, los contempló orgulloso al tiempo que explicó que los niños taramundeses tienen la lección mucho más aprendida que los de ciudad. «En la capital muchos no saben de donde vienen las cosas que comen. Aquí una idea tienen», explicaron los mayores.

El programa fue ideado por el Plan Municipal de Drogas (PMD), el programa Rompiendo Distancias de Taramundi y el propio colegio de Taramundi, que pertenece al Colegio Rural Agrupado (CRA) Occidente. A la técnica del PMD, Ana Isabel Fernández, le faltaron adjetivos para describir las bondades de esta iniciativa estrenada el pasado mes de enero. «Hoy -por ayer- es su primera salida al huerto pero previamente hemos hecho semilleros en las aulas y también hemos trabajado sobre las herramientas y sus nombres», explicó.

Según Fernández, el programa es bueno para niños y mayores porque fomenta el trabajo intergeneracional y muchos valores como cooperación y respeto al medio ambiente. La técnica del Rompiendo Distancias, Trinidad Suárez, añadió que con la actividad se conecta el saber tradicional con la realidad actual. «Es reconocer algo que los niños hacen desde hace tiempo que es ir al huerto con sus abuelos, ahora se les reconoce ese bagaje y se realza la sabiduría popular apostando por la autoestima de los mayores».

Los niños, en su primera salida al huerto, aprendieron cómo sembrar patatas, lo que hay que hacer con las hierbas malas, la importancia del abono o la de no pisar lo sembrado. Y lo fundamental es que lo aprendieron de boca de los mayores del concejo que ayer se mostraron encantados con la actividad. Ahora habrá que esperar si la lección está bien aprendida y el huerto da la producción esperada. En abril, en su próxima salida, lo sabrán.