Salas, Lorena VALDÉS

Las Matemáticas son una «asignatura hueso» para muchos alumnos. Sin embargo, hay a quien no le importa madrugar un día de descanso para resolver complejos problemas o ecuaciones interminables como si de un pasatiempo se tratase. Es el caso de los cuarenta alumnos de segundo curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) del Principado que participaron en la fase final de la IX Olimpiada Matemática Asturiana, organizada por la Sociedad Agustín de Pedrayes y que este año se celebró en el Instituto Arzobispo Valdés-Salas.

La cita, de la que saldrán los tres alumnos que representarán a la región en el Campeonato Nacional que se celebrará en el País Vasco del 24 al 28 de junio, sirvió para que los alumnos se acercasen a las Matemáticas de una forma lúdica y conocieran a otros estudiantes de su edad gracias a los números y a la lógica. Los participantes tuvieron que demostrar sus conocimientos en una serie de pruebas entre las cuales destacó la gymkhana matemática que se celebró por las calles de la villa.

«Las doce pruebas de los seis puestos de la gymkhana que tienen que realizar los alumnos están relacionadas con el concejo de Salas para que los jóvenes, además de discurrir, conozcan un poco el lugar donde se celebra la prueba», explica José Luis Álvarez, uno de los miembros de la organización.

Y si hay algo por lo que Salas es conocida en toda Asturias es por sus carajitos. Los dulces también tuvieron su protagonismo en la Olimpiada. «En esta prueba de proporciones tenemos que descubrir qué cantidad de cada ingrediente necesitamos para hacer 55 carajitos si para hacer una docena se utilizan 200 gramos de avellana, 250 de azúcar y tres claras de huevos», explica Raquel Carvajal, mientras hace números acompañada de Soraya Lara y Javier García. «También tienen que averiguar cuántos carajitos se pueden elaborar como máximo si se cuenta con tres kilos de azúcar, 1.650 gramos de avellana y dos docenas de huevos», añade Lucía Álvarez, estudiante de 2º de Bachillerato del IES de Salas y voluntaria en la Olimpiada.

Otra de las pruebas más complicadas para los participantes fue la de formar dos pentágonos y tres trapecios diferentes, entre otras figuras geométricas, con piezas del Tangram. «Pon una pieza encima de otra porque, si no, esto es imposible», bromea Lorenzo Meana mientras se pelea con las piezas junto a María Iglesias y Enol Menéndez.

A pesar de las dificultades, en Salas todos los participantes desarrollaron con gusto su afición por los números. Ahora, habrá que esperar para saber quiénes son los mejores, que pasarán a la final nacional.