"Leer un buen libro es como meterte en la vía del tren, siempre quieres ir más allá, seguir leyendo". El periodista Eduardo Lagar, redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA, confiesa que mantener al lector engachado desde el primer párrafo hasta el punto final ha sido el único propósito que se planteó a la hora de escribir su primera novela, que lleva por título "El tesoro" y sobre la cual charló en la tarde de ayer con sus lectores en la Casa de Cultura de Figueras. Lagar reflexionó sobre las diferencias entre cultivar el género de la novela y escribir a diario en LA NUEVA ESPAÑA.

"El tesoro" es una novela que nació con la sana intención de entretener al lector. Narra la búsqueda de un tesoro en una ciudad imaginaria que resulta de la mezcla de las tres principales de Asturias. Ese tesoro no es otro que una serie de grabados que un ilustrado asturiano que vivió dos siglos atrás ha ido guardando con gran celo, pero que se han perdido. Un diario local lanza la noticia de que existen documentos para encontrarlo. "La novela sigue toda la acción de la búsqueda", señala Lagar. Sin embargo, el tesoro resulta no ser tal.

La novela, explica su autor, se inspira en la historia real de la colección de grabados que Jovellanos fue atesorando durante toda su vida y que desapareció durante la Guerra Civil, en el asedio al cuartel de Simancas, cuando se le perdió el rastro.

"Es una reflexión sobre la mentira, sobre cuánto de verdad y cuánto de mentira hay en lo que nos cuentan", dice el periodista.

Lagar tuvo tiempo de hablar con los lectores sobre las diferencias entre escribir periodismo y novela. "En el periodismo tienes que limitarte a los datos y estar pendiente de ser riguroso, siempre. Por contra, con tu novela puedes hacer lo que te dé la gana, hacer de la capa un sayo", considera Lagar. "Es un ejercicio de liberación", concluye.

Eso sí, alguna similitud también encuentra Lagar entre estos dos oficios: "La única regla, como en el periodismo, es no aburrir. Si al lector se le caen de las manos el periódico o la novela, estás muerto", subraya. Por ello le da gran importancia al ritmo, que es lo que caracteriza "las buenas novelas". ¿Lo tiene "El tesoro"?. "Unos me dicen que sí, y otros que no. Supongo que hay disparidad de opiniones", bromea.