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Salime emerge de entre las aguas

La bajada del nivel de la presa, debido a labores de mantenimiento, ha dejado al descubierto las ruinas del pueblo abandonado en los años cincuenta

Los restos del pueblo de Salime, al descubierto tras descender el nivel del embalse. G. GARCÍA

Grandas de Salime suma estos días un nuevo atractivo a su larga lista de reclamos turísticos. Se trata del pueblo de Salime, que antes de desaparecer fue capital del concejo y que ahora se deja ver gracias al descenso del nivel del agua de la presa que lo sepultó en los años cincuenta y que provocó su abandono. Durante al menos una semana más, el embalse de Grandas permitirá contemplar las ruinas de la pequeña aldea, que conserva muchos de los muros de piedra que un día formaron sus calles y hogares. Del mismo modo, en la zona sur del embalse en la vecina comunidad gallega, la localidad de Barcela, perteneciente a Negueira de Muñiz, ha quedado al aire y se puede disfrutar de la visión de su iglesia, que conserva el campanario.

El descenso del nivel del agua en la presa corresponde a la planificación de la empresa gestora de la misma, Saltos del Navia, por labores de mantenimiento. Uno de los trabajadores explicó ayer que los buzos "están trabajando en la limpieza de las tomas", y que ya desde el principio de verano se ha ido vaciando el valle, a lo que ha ayudado la falta de lluvia durante el estío.

La última vez que se desarrollaron estos trabajos, hace unos siete años, también se dejaron al descubierto estos tesoros que guarda el Navia. Además, en 2011 la sequía también propició este espectáculo, y decenas de curiosos y visitantes se acercaron a fotografiar las ruinas. Ahora, y según confirmaron fuentes de la empresa, será dentro de una semana cuando la presa comience a retener más agua, hasta volver a la normalidad. Resta, pues, una semana para que Salime vuelva a ser inundada.

Del a en Salime tan sólo se salvó una casa que, ajena al destino de sus compañeras, permanece como el único punto blanco a orillas del río Navia. Del resto del pueblo, en pendiente hacia el fondo del valle, se conservan casi intactas las paredes, ofreciendo una imagen que impresiona del esqueleto pétreo, ajeno al paso del tiempo, bien conservado bajo metros y metros de agua.

Además de las casas, también se pueden contemplar claramente las terrazas y bancales que los lugareños construyeron para tratar de amansar la pendiente y cultivar la tierra, dentro del minifundio y la economía de subsistencia que predominaba en el medio rural asturiano.

Los trabajos de mantenimiento han descubierto asimismo algún que otro cortín de los que se idearon para proteger a las colmenas de la voracidad del oso. Lo que no ha quedado a la vista en esta ocasión es la iglesia del pueblo, que, junto al cementerio, se encuentran en una cota inferior.

La mejor forma de disfrutar del espectáculo es tomar el desvío hacia el embarcadero a unos dos kilómetros de Grandas, en la carretera que comunica la villa con la presa y Pola de Allande. La vía serpentea entonces ladera abajo, hasta discurrir a orillas del embalse, en el margen opuesto al que se asientan las ruinas del pueblo.

Otro de los embalses del Navia, el de Arbón, también se encuentra en labores de mantenimiento. La presa, que sirve de paso entre los concejos de Villayón y Coaña, albergará estos días diferentes trabajos. Por ello, el paso entre estas localidades permanecerá cerrado al tráfico desde el próximo lunes 22 de septiembre al 10 de octubre.

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