Es posible ser una referencia a nivel mundial sin renunciar a la tierra de origen, aunque para ello haga falta formarse y trabajar duro. Es el mensaje que ayer trasladó a los estudiantes de Vegadeo el oftalmólogo asturiano Luis Fernández-Vega: "Si estás bien formado, tienes buenas ideas, espíritu de sacrificio y capacidad de trabajo, puedes hacer cosas desde aquí para el resto del mundo".

Fernández-Vega reconoció que en sus inicios tuvo miedo a que asentarse en Oviedo pudiese "cercenar" su vida profesional, pero el tiempo demostró lo contrario. "Si tú prestigias algo, la gente termina viniendo. Podíamos habernos ido de Oviedo, pero quisimos permanecer aquí e ir creciendo y estoy contento de haberlo podido lograr", defendió el director del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, que ayer protagonizó la charla "Ellos fueron como tú".

La iniciativa forma parte de la programación del VII Foro Comunicación y Escuela que promueve el instituto Elisa y Luis Villamil con el objetivo de que personalidades de diferentes ámbitos narren a los estudiantes cómo fueron sus inicios y su formación. El médico narró su trayectoria vital y profesional y explicó a los jóvenes que su brillante currículo se forjó a costa de "sangre, sudor y lágrimas".

Fernández-Vega desveló a los alumnos que de joven dudó en hacerse médico y continuar con la trayectoria familiar, aunque finalmente la medicina terminó por cautivarle y se convirtió en la cuarta generación de médicos de su familia. Por eso recomendó a los estudiantes que determinen qué es lo que les gusta y lo que no antes de aventurarse a elegir su futuro profesional. Ante esta "difícil" decisión hace falta, dijo el profesional, una combinación entre aquella formación que tenga salidas profesionales y aquella que realmente apasione a los jóvenes para evitar no ser felices con su trabajo.

A preguntas de los estudiantes, Fernández-Vega apuntó que las claves del éxito de su clínica son tres: una buena cobertura de todas las especialidades, disponer de tecnología al máximo nivel y ofrecer el mejor trato posible al cliente. El facultativo, que precisó que su clínica atiende a unos 500 pacientes diarios, desveló también la fórmula heredada de su padre para ofrecer el mejor trato al paciente: el fármaco "cicacoa", que incluye ciencia, cariño, comprensión y ánimo aplicados en diferentes dosis.