Una buena muestra de la integración de la mujer en el mundo de bolo celta es la proliferación de los torneos mixtos. Precisamente el año comienza con una competición extraoficial en el que podrán competir hombres y mujeres de manera indistinta. Se trata del IV Torneo por parejas de La Oteda para el cual ya están abiertas las inscripciones.

La competición se disputa en la bolera de La Oteda durante los días 25, 26 y 27 de este mes. Cada pareja deberá de abonar 20 euros a modo de inscripción, que deberá de formalizarse bien llamando al número de teléfono 659916928 o bien acudiendo al Asador Rindión hasta el día 24 cuando se celebrará el sorteo de manera pública a las nueve de la noche en el mismo establecimiento hostelero.

En total se repartirán 170 euros en premios de los que 100 irán a parar a manos de los campeones, mientras que los subcampeones se embolsarán 50 y los terceros 20, así como los respectivos trofeos. El cuarto clasificado se llevará igualmente un trofeo y se ofertarán comidas por 11 euros cada día para pasar la jornada completa en la bolera y favorecer la confraternización entre los jugadores y jugadoras.

La cita servirá igualmente como pretemporada de cara a las competiciones oficiales que, como es habitual, se concentrarán entre la segunda parte de la primavera, el verano y la primera parte del otoño, épocas en las que la meteorología y la temperatura suelen ser más idóneas para una práctica que al ser al aire libre resulta más complicada si el tiempo no acompaña.

A pesar de tratarse de un torneo mixto, la organización no impide que se inscriban parejas formadas por miembros del mismo sexo. De todos modos, la normativa del torneo incluye que las mujeres puedan tirar desde las distancias que el reglamento oficial establece para las competiciones femeninas. Un ingrediente más para que todos puedan participar y aunque no exista una igualdad total entre los participantes si se favorece una mayor igualdad competitiva que haga más atractivas las partidas tanto a los participantes como a los aficionados, que seguramente tienen hambre de bolos tras varios meses de parón casi total en las diferentes boleras de Tineo.