Los urinarios de caballeros suelen ser lugares donde la libertad de expresión se manifiesta con desenfado. Hace tiempo escuché a dos jóvenes conversando: «He fichado una ganga por trescientos mil euros», dijo uno de ellos, «y me acaban de ofrecer por ella un millón». No pude evitar observar de reojo. No mucho, porque en los mingitorios hay que mirar sin ver demasiado. Ninguno era un Florentino Pérez. Más bien parecían dos animados estudiantes poniéndose al corriente de sus hazañas. «¿Qué vas a hacer con el dinero?», le contestaba el otro, mientras salían.

Recordé entonces que mi hijo tiene conversaciones telefónicas similares hablando de un juego en línea llamado Hattrick, creado hace diez años por un joven sueco, que parece haber marcado con este invento gratuito bastante más de tres goles -sentido deportivo del hat-trik-. Cada jugador administra su propio club de fútbol y se disputan 110 ligas con un millón de equipos de todo el mundo. Su enorme éxito se basa en una simulación realista de la gestión económica y la estrategia deportiva, con sus éxitos y fracasos. Además, y aquí quería llegar, abonando cinco euros al trimestre, el usuario amplía las funcionalidades accesorias (estadísticas, favoritos, federaciones, etcétera) aunque no supone ninguna ventaja para el juego respecto al resto de jugadores.

Todos en red

Estos juegos van camino de convertirse en un negocio espectacular. Los hábitos de los jóvenes están cambiando. Ya casi no ven la televisión y, tras la cena, en lo que siempre fue el tradicional horario de máxima audiencia, desaparecen en su habitación y pasan sus horas al ordenador. Unas veces viendo cine descargado de la red y otras en los chats o en juegos como el comentado. Un directivo bancario me reconocía la dificultad de llegar con sus mensajes a los universitarios, blindados a la publicidad clásica, fuera de la red: «Sólo son accesibles en la Facultad, donde pasan la mayor parte del tiempo». Quizá por eso bancos y cajas son los primeros filántropos de la Universidad española.

Además, ahora se habla de la web 2.0 como estadio más avanzado de los portales, de una segunda generación donde los usuarios interactúan y trabajan para ellos mismos opinando (como la comunidad del consumidor, www.ciao.es, o de noticias, www.meneame.net) o consultando y adaptando en tiempo real el diccionario enciclopédico Wikipedia. En este mercado global surgen negocios increíbles. Primero fue «El rincón del vago» para todo tipo de apuntes, que unos espabilados estudiantes salmantinos vendieron a precio de oro. Google lo sabe y acaba de adquirir un conocido portal de descargas de vídeos que alojan los propios usuarios, que a su vez realizan unos 100 millones de consultas diarias.

El mundo está cambiando tanto que el semanario «Time» ha declarado personaje del año 2006 a todos los usuarios de internet, destacando el enorme crecimiento e influencia de los contenidos en línea y la adquisición de un mayor poder de expresión de los ciudadanos de «la nueva democracia digital». Las nuevas tecnologías han venido en nuestra ayuda. Brasil, por ejemplo, ha realizado con éxito todos los comicios de este siglo sustituyendo las urnas por terminales electrónicos, sin emplear papeletas electorales.

La Administración «Martini»

Las diversas instituciones van adaptando sus procedimientos. Así, a través de internet, la Agencia Tributaria tramita la cuarta parte de las declaraciones del IRPF; las universidades reciben la gran mayoría de sus matrículas; la Administración del Principado ofrece más de cien procedimientos digitales y todos los grandes ayuntamientos tienen oficinas virtuales. Un servicio inmediato y sin fronteras: «donde estés y a la hora que estés», como decía aquel anuncio de una conocida bebida.

Pues bien, en la primavera verá la luz el proyecto de ley «para el acceso electrónico de los ciudadanos a las Administraciones Públicas» que se discute en el Congreso y que eleva a la categoría de derecho el uso por los ciudadanos de estas nuevas tecnologías en sus relaciones administrativas.

El texto será básico en casi todo su articulado y, por tanto, obligatorio para cualquier Administración pública. En él se recoge, en concreto, el derecho a conocer por los mismos medios el estado de tramitación de los procedimientos en que sean interesados y a obtener copias digitales de los documentos electrónicos que formen parte de esos expedientes.

El texto es muy importante porque también otorga a la publicación electrónica de los diarios o boletines en la web oficial de la Administración competente, los mismos efectos que los atribuidos a su edición impresa. En concreto, concede carácter oficial y auténtico al «Boletín Oficial del Estado» en sede electrónica, cuya publicación permite la entrada en vigor de las leyes y reglamentos.

Para los ciudadanos, eleva a normal lo que en la calle ya es normal: sustituir la publicación de actos y comunicaciones en el tablón de anuncios o edictos (que nadie lee) por su publicación en la sede electrónica del organismo correspondiente. En sentido estricto, estas afirmaciones son imprescindibles para la eficacia de muchos actos y hay que elogiar su amparo.

Pero si la valentía de acometer la reforma ha sido notable, la entrada en vigor es tímida: en las comunidades autónomas, así como en las entidades locales, será obligatoria a partir del 31 de diciembre de 2009; eso sí: «Siempre que lo permitan sus disponibilidades presupuestarias». Se quiere evitar a la Administración el «yo legislo y tú pagas» creando el «cumple lo legislado... si puedes pagarlo».

Quorum virtual

Pero lo que más me sorprende, por su verdadero carácter innovador, es el «quorum virtual» que haría innecesaria la presencia física en un órgano colegiado de la Administración. En efecto, la disposición adicional primera del proyecto reconoce que éstos «podrán constituirse y adoptar acuerdos utilizando medios electrónicos». ¿Veremos en el futuro ordenadores en los asientos de los vocales que tengan otra tarea inaplazable? ¿Puede formarse la voluntad de un órgano con asistentes ausentes?

Sin ir más lejos, un simple teléfono móvil es un «medio electrónico» susceptible de transmitir la voluntad de un miembro. Sin embargo, parece que su uso efectivo quedará para la tercera generación, porque es imprescindible contar con unos protocolos de seguridad que sólo presentan los equipos y redes con certificado electrónico. Además, comienza a distribuirse el nuevo e-DNI que deberá facilitar estos procesos.

Para entonces, las actas que elaboren los secretarios dirán: «Presentes físicamente, 20 miembros. Ausentes pero conectados por medio electrónico: 10. Ausentes sin conexión: 5. Interviene en primer lugar el Sr. A, que se encuentra en viaje oficial en China y defiende la propuesta X. El presidente le agradece su participación, teniendo en cuenta la gran diferencia horaria. Reparte el documento número 1, cuyo fichero es también enviado a los miembros conectados. Da la palabra a la Sra. B, con permiso maternal, que interviene desde su domicilio...».

En Brasil, los ciudadanos votan al número del candidato, que acompaña toda su publicidad.

Antonio Arias Rodríguez es síndico de Cuentas del Principado de Asturias