Cangas de Onís, ¿el "Magaluf" del Cantábrico?

La proliferación de pisos turísticos en la ribera del Sella

J. M. Carbajal

J. M. Carbajal

“Estamos desbordaos”, “sólo son cuatro días”, “no hay dónde aparcar”... Algunas de las frases más recurrentes que se pueden escuchar entre algunos ciudadanos de Cangas de Onís ante la avalancha turística de esta segunda quincena de agosto, la cual viene a coincidir con sendos macro-eventos musicales que han puesto en el mapa a la finca conocida como El Merediz a tiro de piedra de Coviella (Cangas de Onís) y muy cercana a la villa de Arriondas, capital del concejo de Parres, donde miles de jóvenes o no tan jóvenes disfrutan de dos de las principales citas veraniegas en el Oriente de Asturias: Aquasella y Riverland. Deleite en estado puro a la vera de las aguas selleras.

Pero, dicho esto, hay algo que preocupa muy mucho, desde hace algún tiempo, al sector de la hotelería y hospedaje en la ribera del Sella: la proliferación de pisos turísticos por doquier. “Se alquila piso en Cangas, por 420 euros”, de jueves a domingo, es una de las muchas ofertas que pueden contemplarse en los murales de cartelería ubicados en la vieja capital del Reino de Asturias. Una cuantía que supondría apenas dos noches en una habitación de hotel, pero que, en este caso, solventaría la papeleta a 4 o 6 personas en ese piso, por esa cantidad y a tenor de los precios que circulan por estos lares.

Por todo ello, el creciente número de viviendas dedicadas al turismo, no legales, viene creando un enorme malestar entre los profesionales y particulares que sí ponen en el mercado viviendas de uso turístico totalmente en regla y dadas de alta en los organismos competentes. Vaya como ejemplo que sólo en la ciudad de Cangas de Onís existen más de un centenar de viviendas del citado tipo de uso turístico (legalizadas), que se dice rápido, cumpliendo todos los requisitos, lo que supone unas 600 plazas de alojamiento, Y eso sin contar como es preceptivo con los apartamentos turísticos, las viviendas vacacionales, las casas de aldea, los hoteles y pensiones, etc.

“La primera semana de agosto no fue muy buena en cuanto a ocupación”, dice la propietaria de unos apartamentos turísticos en la vieja capital del Reino. Sin embargo, pese a que algunos no pudieron poner el cartelito de “completo”, otros hacen su particular agosto alquilando pisos. No es raro observar a turistas acarrear maletas y bolsas entrando, o saliendo, de cualquier portal en la antigua Cánicas. Quizás sea el nuevo tipo de turismo que busca algo bonito y barato, alejado de un hotel al uso o unos apartamentos con todo tipo de servicios y cumpliendo los parámetros establecidos por la Administración. El asunto, la verdad, está levantado muchas polémicas hasta en las comunidades de propietarios.

¿Nos moriremos de éxito? Es una pregunta que me hago a estas alturas a sabiendas de que el turismo de masas está en pleno apogeo en el área de Picos de Europa y todo cuando rodea a la ribera del Sella. Se habla y no se para de desestacionalizar la temporada, tarea que parece ardua e imposible, dada la concentración turística en unas fechas muy concretas de la época estival. Si antaño, en el Oriente, la segunda quincena solía ser más floja a partir de la festividad de Nuestra Señora (día 15), ahora va en crescendo, en ebullición permanente, hasta bien entrado el mes de septiembre o principios de octubre. A Cangas ya la están bautizando como la Magaluff del Cantábrico.

Toca replantarse lo que queremos para nuestra comarca; toca pensar en ese tipo de turismo que abarrota los pisos y elude los hoteles y apartamentos legalizados; toca pensar en el tan cacareado asunto de la falta de mano de obra en la hostelería y el sector servicios; toca pensar en el futuro del plan de transporte a los Lagos; toca pensar en mejorar el entorno del santuario de Covadonga, toca pensar en nuevas plazas de estacionamiento en la ería de Contranquíl, en Cangas de Onís; toca pensar en ser competitivos frente a otras comunidades autónomas limítrofes; toca pensar el reforzar los servicios de estos Ayuntamientos (Cangas y Parres) y llegado el caso aplicar eco-tasas. 

Por cierto, el turismo como viene se va. No será este menda quien tenga la última palabra. ¿Queremos ser la Magaluf del Cantábrico? Ver, veremos, aunque no debemos meter a todo el mundo en el mismo saco. La Vuelta Ciclista y la visita de Juan Pablo II, allá en la década de los 80 del siglo pasado, fueron el punto de partida y expansión del turismo en el área de Picos de Europa, al menos en la vertiente canguesa. Los tiempos cambiaron una barbaridad, para mejor, sin duda, aunque toca replantearse si es bueno o no continuar apostando por ese tipo de marea humana y circulatoria en nuestro Paraíso Natural, tanto en los Lagos de Covadonga como a la vera del Sella. Ahí lo dejo.