Todavía queda alguien que sigue creyendo aquello de «no hay mal que por bien no venga». Craso error. A propósito del tan anunciado cambio climático piensan cuánto va a mejorar Asturias (patria querida), con la subida de la temperatura y el descenso de las lluvias.

La Agencia Estatal de Meteorología anuncia un aumento de 4 grados en la cornisa cantábrica con olas de calor severo.

¡Qué bien, todo el año en mangas de camisa!, dicen los insensatos que desconocen lo aburrido que resulta un año entero sin poner gabardina. Porque ésa es otra, escasearán las lluvias y la querida patria astúrica dejará de ser verde y habrá que olvidarse del eslogan «Paraíso natural» y convertirlo en «Asturias, jodido secarral».

Y, el ganado, ¿qué? ¿Qué va a comer, si no hay pación? ¿Y nosotros, si no hay leche, ni queso, ni carne «roxa». Ni cerezas, piescos, figos, quesu de «afuega el pitu», «arbeyinos» para la menestra y verdinas para el bugre? Las estaciones de esquí, que vayan pensando en otra cosa, porque la subida de la cota de nieve será de 300 metros.

Tiene que ser motivo de preocupación esta mudanza. ¿Qué cultura tienen nuestros aldeanos respecto al cultivo de la papaya, la chirimoya y el dátil? Eso sí: todos en tanga, en «shorts» y en pareo.

No se puede creer que una Asturias «mediterraneizada» sea lo que nos puede sacar de pobres. Un turismo de salacot en vez de montera picona.

Estoy dispuesto a echarme vitriolo a los ojos para no verlo.