Fomento rehúsa el intento de convertir a El Musel en la cloaca de la Europa atlántica. Sospecho que se trata de una declaración retórica como las relativas a los mil incumplimientos sobre el AVE o la Autovía del Cantábrico. Tinta de calamar. Y es que PP e IU pueden presentar en la Junta un escrito -moción, interpelación, proposición no de ley o como demonios corresponda en el habitual trabalenguas administrativo- para que El Musel jamás de los jamases sea el basurero de la Europa atlántica o, como dicen los hipócritas mandarines que nos pastorean, un puerto refugio. Y claro, ante esa eventualidad, mejor una retirada táctica para, por ejemplo, el día de Nochebuena a las ocho de la tarde, zas, donde dije digo digo Diego y vuelta al basurero.

No se entiende por qué a estas horas no hay plantado un campamento sobre el cabo Torres, como ya quisieran aquellos cilúrnigos, en señal de protesta y a la espera de una macromanifestación hasta ese finis terrae que bien se podría celebrar el 11 de noviembre, San Martín, por aquello de que antes o después a todo gochín le llega su día: como quieren convertir al gran puerto asturiano en una verdadera gochada, no cabe mejor cita.

Aquí se hacen manifestaciones, y bien nutridas, por la menor de las nimiedades, así que si pretenden hacer de El Musel, y por extensión de toda Asturias, el basurero europeo, fondeo de submarinos nucleares averiados tipo «Tireless», amarre de petroleros fabricantes de galipote tal que el «Prestige», destino de bidones con residuos radiactivos como hay montones por ahí, escala de mercantes en zozobra con productos químicos y biológicos que espantan, ¿qué menos que echarnos todos a la calle?

Si los sobrecostes -menudo eufemismo, ¿cuándo van a decir la verdad del agujero de El Musel?- son de 216 millones de euros más IVA, que los pague quien los causó. En todo caso, no se puede aceptar que para que los socialistas se vayan de rositas de El Musel Asturias se convierta en la cloaca de Europa.