-¡Qué curvas, y yo sin frenos!

-¿Cómo diz, ho?

-¿No ta usté cansá?

-¿Yo?, ¿de qué?

-De dar tantes vueltes en mi cabeza.

-Ay, madre...

-¿Puedo?

-Sí, ho. ¿Quier que me corra un poco?

-Esto... ¿Y si hablamos primero?

-¿Eh?

-Saque un tema, haga el favor.

-¿Villa Magdalena?

-¡Cagonrrós, no me corte el vacilón!

-¡Ay, madre, qué sé yo...!

-¿Qué opina de la TUA y el erotismo?

-¡Alabado, alabado...! Déjame usté pará.

-No lo pueo remediar, en cuanto güelo carne fresca...

-Ye que compré algo de chamón en el Fontán.

-¿Y esos labios tan jugosos?

-Barrina de cacao, fíu, ¿quier probar?

-No me lo diga dos veces, ¡que voy p'allá!

-Nun se faiga de rogar. Pa eso son estos asientos, ¡pa intimar!

-¿Y el bote sifónico, qué tal?

-¿Cómo diz, ho?

-Llámome Juanjo, lo mío ye desatrancar.

-Pues yo soy de cisterna baja, fíu, ¿pa qué le voy a engañar?

-Tien una mirada tan sexy...

-Operéme en los Vega, dígote la verdá.

-¡Quién fuera bizcu pa vela dos veces!

-¡Ay, siéntese, ho!

-Apéome en Independencia.

-¿Ya empezamos? Yo soy más de pareja estable.

-¿Cómo ye, ho?

-Que nun soy un rollín de tres paraes, ¿oíste?

-Así nun vamos a ningún lau.

-Lo dirás tú. ¡Yo apéome en La Monxina!

-La relación, quiero decir.

-¿La qué, ho?

-Esto sólo tien un camín: el del placer.

-¿Ónde crees que vas, mostachín?, ¿a montar una grifería?

-Quien no ama no vive.

-¿Probaste en la línea dos, la que va a Lugones?

-¿Quier que la invite a salir?

-Déjalo, anda. ¡Apéaste aquí!

-¿Vémonos mañana?

-¿En tu parada o en la mía?

-Siéntate atrás del to, cuca, yo pongo la grifería.

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