La «Odisea» se escenifica de nuevo. Casi tres mil años después de haberla narrado Homero la tenemos entre nosotros. Y si la leyenda histórica del rey de Ítaca se cumpliese ahora, ¡la que nos espera!. Al menos cuatro lustros de demora y dilación. Llevamos uno y ya nos parece una eternidad. Por eso, tengamos la esperanza de que ahora los viajes son más rápidos y de que el periplo será más corto aunque lleguemos extenuados.

Contrasto nuestros días con los de la Guerra de Troya porque parece que seguimos la estela del tejer y destejer. El gran poeta griego contó en sus relatos la situación de Penélope, la esposa de Ulises, rey de una pequeña isla mediterránea, que partió a luchar a Troya y mientras aguardaba el regreso de su marido era acosada por numerosos pretendientes que querían desposarla. La reina, para aguantar la espera sin darles una respuesta definitiva, les señaló que cuando terminase de tejer un sudario que estaba haciendo para cuando falleciese su suegro, el ex rey Laertes, padre de Ulises, accedería a casarse si el monarca no regresaba. Para alargar su obra, ante la tardanza del guerrero, Penélope tejía durante el día y deshacía lo compuesto por la noche.

En esas estamos. Las leyes, los derechos conseguidos durante muchos años en beneficio de los contribuyentes, las que nos llevaron al llamado estado de bienestar serían las que la esposa de Ulises realizaba durante el día. El retroceso que experimentamos ahora sería el destejer nocturno de la desesperada Penélope. Los pretendientes podrían ser los mercados, los poderes económicos que buscan hacerse con el trono.

Si anteriores gobiernos consiguieron aprobar distintas leyes sociales que, al menos teóricamente, mejoraban la vida de los españoles, el actual gabinete pretende deshacer gran parte de lo aprobado, de los beneficios logrados. Tejer y destejer. Los ejemplos están claros: sanidad, educación, dependencia, aborto, preservación de las costas, pensiones? Lo malo es que Ulises tardó veinte años en volver a Ítaca y el retroceso, el destejer, cumple ahora su tercer año.

No quisiera que se comparasen la «Odisea» relatada hace veintimuchos siglos con la odisea actual pero a veces sueño con la isla de los cíclopes y la caverna de Polifemo, las sirenas, Eolo y la bolsa de los vientos, los lestrigones antropófagos, Circe, Calipso y todo un elenco personajes y situaciones y los veo con las caras de Wert, Mato, Arias Cañete, Ruiz Gallardón, veo batas blancas, hospitales, aulas, «tuperguares», embarazadas viajeras, curanderas, «algarrobillos», ancianos y jóvenes en la cola de la sopa social y un largo etcétera de figuras deambulantes por calles con comercios cerrados, industrias clausuradas, educados mendicantes?

Tardó en regresar el guerrero rey de Ítaca y encontró a su esposa acosada pero tejiendo. Espero que los acontecimientos de hoy no se prolonguen tanto tiempo, que los obstáculos que nos encontremos los superemos como Ulises sus contratiempos y que el final de la historia no termine tan trágicamente como la que nos contó aquel «hijo de rehenes», «el que no ve» (¡qué acepción más acorde con nuestra situación!) que significaba el nombre de Homero.