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Cien líneas

¡Venga!

Ahí está, tercero en la tabla y con el golaverage a favor al menos en relación a dos rivales directos. Después de casi dos meses con el viento en contra, líos sin cuento, misterios insondables, rumores encendidos y parte de la grada silbando el Real Oviedo sigue siendo, quizá ahora más que nunca, candidato a subir a Primera División y después, ay, todos los sueños serán posibles porque el verdadero abismo a superar es ése.

La plantilla es muy buena, no hay duda, y ahí radica la clave del éxito. Los desencuentros encadenados siguen sin aclararse y no se despejarán hasta el final de la temporada. Con el ascenso, que está a tiru piedra, llegará el momento de las cirugías profundas que se adivinan.

A día de hoy se trata de insistir en lo de siempre. A los azules les falta solo una cosa: intensidad.

Y la intensidad se puede adquirir, su ausencia no es fatal ni mucho menos.

Rectores tiene el equipo que sabrán cómo imprimir la fuerza y el carisma -a fin de cuentas, orgullo, valor y garra- que nos falta y falla durante largos períodos de los partidos.

Mantener la hiperactividad necesaria es garantía infalible de éxito. La Primera está, insisto, al alcance de la mano. Una meta que es mucho más que deportiva porque un Oviedo al alza se convierte en una corriente positiva que puede arrastrar hacia arriba otros muchos activos carbayones y asturianos.

Predicar es fácil. Pues bien, también es sencillo salir a por todas. Venga, venga, venga.

(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente "Flores mexicanas", del compositor y pianista azteca Tomás León).

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