Con Víctor Manuel San José no se puede ser neutral. No se trata de un asturiano que pueda provocar indiferencia. Es querido en los cuatro puntos cardinales de la región, y en los mismos cuatro, por algunos denostado. Cuestión de ideologías y querencias. Guste o no, Víctor es uno de los nuestros, un referente, uno que está sin estar, paradigma del exilio voluntario y del retorno a la llamada de la sangre, que se convierte en aldabón con el paso de los años, cuando ya asoman décadas. De alguna forma Víctor es el trasunto de Asturias, de sus grandes logros, con sus deficiencias; de sus voluntades firmes y del lastre de sus carencias. "Quise ser como tú yes", que diría su íntimo Chus Pedro. Y de cierto, lo fue. Víctor es Asturias, es Mieres, es Gijón u Oviedo, el lugar al que quieres volver; el sitio de las raíces, el árbol ya sin ramaje que aspira a reverdecer. Como siempre fue, como seguirá siendo.