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Clave de sol

Una reflexión ante el conflicto entre el laicismo y el realismo

De la fobia a lo cristiano a la simpatía por el islam

Es curiosa la preocupación casi obsesiva que reverdece en algunos círculos políticos y aún culturales frente al cristianismo, sobre todo en su formulación católica. El islam, ni tocarlo. Lo digo a propósito del último rechazo de los actos de Semana Santa, pregón y procesión convenidos y acostumbrados, precisamente en la capilla de la Universidad de Oviedo, institución fundada por un cardenal.

Se invoca, cómo no, la neutralidad ideológica y confesional, junto al afán supuestamente misericordioso de no herir susceptibilidades. Que sepamos, la Hermandad de que se trata no pretende hacer proselitismo ni molestar a nadie, pero lleva el expresivo nombre "de los Estudiantes" y cumple como cualquier otra organización con las contrapartidas establecidas para el uso del mencionado recinto.

Duda mucho este comentarista de que los actos de Semana Santa organizados por la Hermandad hayan contaminado la antigua capilla universitaria y, con ello, los venerables muros de todo el recinto central de la Universidad de Oviedo. Uno también pondría en tela de juicio que la modesta Hermandad de La Tenderina pretendiera con su simple presencia oponerse a la libertad de cultos. Sería darle demasiada importancia.

Y eso precisamente es lo que dejaba traslucir días antes en estas columnas un espontáneo comentarista al que, con todo derecho por supuesto, molestan las tomas de posesión funcionariales ante biblias y crucifijos, los funerales católicos con participación de autoridades o militares en cultos y procesiones y por ahí seguido.

Y 2) No nos engañemos: se trata del recurrente afán de prohibir, suspender, perseguir, cancelar, revocar y abolir en el sagrado nombre de una supuesta asepsia cultural. Parece como si se postulara una sociedad neutral y equidistante con frialdad supuestamente científica.

Tampoco nos hagamos ilusiones. Con frecuencia, lo que se postula en muchos casos es el asalto a unas convicciones sobre el sentido de la vida que chocan con planteamientos diferentes y presuntamente tan legítimos los unos como los otros. El rechazo a lo cristiano supone, a mi modo de ver, una mutilación de nuestra cultura esencial como si, a juicio del aludido comentarista, fuera inconveniente la presencia de autoridades o militares en liturgias, funerales y procesiones.

Admitamos que el acuerdo tomado por el claustro universitario de Oviedo en el sentido de ruptura con la Hermandad de los Estudiantes está en su derecho. Pero se me permitirá también considerar que estamos en un tiempo que minusvalora lo cristiano como si fuera sólo una manifestación costumbrista a la altura de la Cofradía del Queso, el Club de Vacaciones o los Amigos de la Capa.

Hay quienes ahora muestran en Occidente su simpatía por el islam. Olvidan que el cristianismo es una de las fuentes de nuestra civilización junto al derecho romano y la filosofía griega.

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