El deporte femenino gijonés atraviesa una etapa dorada, de la mano de dos clubes campeones, el Hostelcur de hockey sobre patines y el Mavi de balonmano, que comparten no sólo vecindad en el mismo barrio, La Calzada, sino también una capacidad de sacrificio y un desbordante entusiasmo que les ha permitido llegar muy lejos con escasas ayudas institucionales. Ambas formaciones simbolizan los valores más nobles del deporte: el afán de superación, la limpieza a la hora de competir y la humildad en la victoria.

Si un hito cabe considerar la quinta Copa de Europa conquistada por las chicas del hockey en Lisboa el pasado marzo, no menos destacada es la consecución de la Copa de la Reina el pasado fin de semana en Málaga por las reinas del balonmano local, que llegaron a la ciudad andaluza casi como convidadas de piedra. Pero la cenicienta, en tres partidos memorables, hizo hincar la rodilla a los mejores equipos de España para traerse a Gijón el preciado trofeo.

LA NUEVA ESPAÑA de Gijón reunió el jueves a jugadoras de ambos equipos y todas estuvieron de acuerdo en considerar que, pese a los recientes logros, no se da aún la suficiente visibilidad y el merecido reconocimiento al deporte femenino en esta ciudad de grandes campeonas, algunas incluso con títulos olímpicos, como la regatista Ángela Pumariega o la balonmanista Jessica Alonso. Se da la paradoja de que hasta después de la consecución del quinto entorchado europeo, el Hostelcur no disponía ni siquiera de una vitrina para exhibir su amplia colección de trofeos nacionales e internacionales.

El deporte femenino se ha convertido en uno de los activos más destacados en la lucha de las mujeres hacia la igualdad y el reconocimiento pleno de sus derechos. El Manifiesto por la Igualdad y la Participación de la Mujer en el Deporte que promueve el Consejo Superior de Deportes de España señala en una de sus propuestas la necesidad de facilitar el acceso y promoción de las mujeres en la competición, favoreciendo su incorporación y reconocimiento deportivo y social en el alto rendimiento y posibilitando la conciliación de su formación académica, desarrollo personal y profesional. Pero para conseguir ese objetivo hace falta dedicar fondos públicos al deporte femenino.

Debe ser política del Ayuntamiento destinar parte de los presupuestos municipales a la promoción del deporte de base y a la extensión, por la vía de la práctica deportiva, de unos hábitos saludables entre los ciudadanos. Pero convendría también prestar mayor apoyo institucional a clubes modestos como el Hostelcur y el Mavi, que pese a ocupar un puesto en la élite de sus respectivas especialidades andan muy justos de recursos y compiten en desigualdad de condiciones con clubes de su misma categoría. Y que además están paseando gratis por España y fuera del país el nombre de Gijón.