Altamira, la primera cueva con pinturas prehistóricas descubierta por el ser humano, cambió la historia del mundo: acabó con el creacionismo y elevó a Darwin a los altares. Por eso la gruta cántabra es única. Irrepetible, como el primer amor. Lascaux alberga unas pinturas fantásticas, con un colorido y un grado de detalle asombrosos. Por eso la cueva francesa es única. Arrebatadora, como el amor platónico. Pero Tito Bustillo es, quizá, el mejor yacimiento paleolítico del mundo. Su descubrimiento, hace hoy cuarenta años, cambió para siempre la historia de Ribadesella y puso a Asturias en el mapa mundial del arte prehistórico. Tito Bustillo, el Pozu'l Ramu, es una joya única, irrepetible y arrebatadora. Como el amor maduro, intenso, reposado y consciente. Ese que no se cambia por ningún otro.