Carreña (Cabrales),

Emilio G. CEA

De carácter afable y extraordinariamente educada, la popular escritora estadounidense Jean Marie Auel, autora de una de las sagas más famosas de la historia de la literatura, visitó ayer el concejo de Cabrales. En su retina, la creadora de la saga de novelas prehistóricas «Los hijos de la tierra», guardaba cada lugar y cada recoveco del concejo. La cueva de La Covaciella, situada en el desfiladero de Las Estazadas, y su entorno servirán de inspiración para la séptima y última novela de su afamada saga, leída por cerca de cincuenta millones de personas en todo el mundo y traducida a más de treinta idiomas. ¿El argumento? El ocaso del hombre del Neanderthal.

Auel llegó al Ayuntamiento de Cabrales acompañada por el alcalde, José Vicente del Carmen; la directora de la Oficina de Planificación y Gestión de Patrimonio Cultural, Eva Sánchez Díaz; y el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Nuevo México, Lawrence Guy Strauss. La novelista, tras firmar en el libro de honor del Ayuntamiento, afirmó que es «un privilegio estar aquí». El séquito de la escritora lo completaba su esposo, Ray Auel, y la cónsul honorífica de Francia en Portland, Claudine Fischer. Por la tarde, visitó los enclaves prehistóricos de Llonín, en Peñamellera Alta, y La Loja, en Peñamellera Baja, con lo que cerró su estancia en la comarca, donde el pasado lunes también visitó el yacimiento de Sidrón, en Piloña.

Auel presentará la sexta entrega de su saga el próximo año. Mientras, su mente planea ya las tramas de la séptima y última obra, que finiquitará la triunfal saga, que tiene por hilo argumental la convivencia, durante el Paleolítico Superior, de los últimos seres vivos de la especie Nearthental con el hombre de Cromagnon. Para abrir boca, la novela, que se presentará el próximo año, se ambientará hace treinta mil años, en el entorno de la cueva de Sauve, en el sur de Francia.

Auel se mostró feliz de regresar a España. En 2001, visitó Atapuerca, Tito Bustillo y El Buxu. Pese a no poder entrar al interior de la Covaciella por sus problemas de artrosis en las rodillas, el entusiasmo con que Guy Strauss describía el enclave hacia que la escritora viese por los ojos del catedrático. «En el interior de La Covaciella he tenido la sensación de estar en presencia de los autores que hicieron esta obra», señalaba el científico.

Auel destacó que aunque escribe novelas de ficción quiere cuidar «todos los detalles y el entorno que rodeó a la sociedad paleolítica, en lo relativo a sus modos de vida y formas de caza, para ser lo más realista posible». Strauss añadió que, en sus obras, Auel «da vida a los huesos y las piedras que los prehistoriadores encontramos en los yacimientos». La escritora se mostró «orgullosa» de que sus novelas estén respaldadas por la comunidad científica. La similitud de los bisontes de la Covaciella con los de otros yacimientos es sinónimo, según Auel y Strauss, de que «la comunicación entre la Cornisa Cantábrica y el sur de Francia era constante durante el Paleolítico». La estancia de Jean Marie Auel en Cabrales se completó con una visita al mirador de Asiegu.