Ribadesella, Bárbara MORÁN

Los vecinos de la zona del parque de L'Atalaya están de celebración. Después de casi una década denunciando en el Ayuntamiento de Ribadesella la situación «insoportable» que padecían, sobre todo en las noches veraniegas, como consecuencia de la celebración de «botellones» en esa plaza, por fin sus súplicas han sido escuchadas y la ordenanza que regula este tipo de actividades ya está en vigor.

Los vecinos están satisfechos, contentos, más tranquilos, pero aún no las tienen todas consigo. Lo que preocupa ahora a los vecinos es que la normativa se quede «en papel mojado y no se cumpla». Esperan que se pongan los medios necesarios para que se vele por el cumplimiento «de todo su articulado». Son palabras de Ángel Ampudia, vecino de la zona y propietario en la misma plaza de L'Atalaya de un negocio turístico.

Este empresario lleva años viendo con impotencia cómo muchos de sus inquilinos se van al día siguiente de llegar. No porque no se ajuste a lo reservado, ni porque les disguste el lugar, sino porque el ruido de los «botellones» imposibilitaba el descanso a los turistas que eligen Ribadesella para disfrutar de sus vacaciones.

«Recuerdo que uno de nuestros clientes llamó la atención a los jóvenes por el insufrible ruido del "botellón" y a cambio recibió insultos y se fue al día siguiente». El empresario relató que «todos los veranos diez de nuestros apartamentos se quedaban de un día para otro vacíos por los ruidos» de los «botellones», añadió Ampudia.

El empresario riosellano agradeció ayer en nombre de los vecinos de L'Atalaya que llevan años luchando por ser escuchados la puesta en marcha, «por fin, de un reglamento como es esta ordenanza para controlar este fenómeno juvenil. Estamos muy agradecidos y sólo esperamos que surta efecto y se acaben las noches en vela y la imagen espantosa del parque infantil en el que al día siguiente juegan los niños, repleto de botellas y de otros restos», subrayó Ampudia.

El riosellano reiteró que las intenciones de los vecinos de la zona nunca han sido que los jóvenes no se diviertan. «Sería ridículo porque es algo totalmente normal. Nuestras quejas siempre fueron por el ruido», y añadió que «no se puede vivir soportando diariamente un ensordecedor ruido hasta las seis de la madrugada. Podemos convivir todos y esta ordenanza debe velar por ello», concluyó Ampudia.

El Ayuntamiento de Ribadesella es pionero en Asturias al sacar adelante esta ordenanza reguladora del ocio nocturno. Además, ninguna población española de menos de 10.000 habitantes dispone de un reglamento así. La norma, que ya se aplica en algunas grandes ciudades, considera multas que van desde los 50 hasta los 1.500 euros por alterar el orden público.