Cereceda (Piloña),

B. MORÁN / R. L. MURIAS

Parecía que Angelina no coordinaba, pero hace dos días, cuando se llevaron a esta anciana de la residencia en la que vivía en Piloña y que hoy se cerrará por orden oficial tras haber desaparecido su dueño, Angelina le agarró la mano a uno de sus cuidadores y le preguntó que adónde la llevaban. «A dar un paseo», le contestó su cuidador. «Creo que éste va a ser un paseo muy largo», se despidió Angelina desde su silla de ruedas.

El drama humano que se vive estos días en la residencia de ancianos de Cruz de Pienzo, en Cereceda (Piloña), parece no tener fin. Hoy se acaba el plazo que concedió la Consejería de Bienestar Social a los familiares de los veintiún ancianos que residían en este centro para que se lleven a sus seres queridos a otro sitio, ya que el Principado ha decidido cerrar de forma cautelar la residencia tras haber desaparecido el propietario de este centro geriátrico y , según desvelan los trabajadores del centro, «amenazan a las familias de denunciarles por abandono si no sacan a los mayores de aquí».

Una fuga que también parece esconder otro drama personal detrás. Según explica Miguel Muñoz, portavoz de los cuidadores del centro, «yo, en su situación, hubiera hecho lo mismo que él». Fue precisamente Muñoz el que logró hablar con el propietario de la residencia tras intentarlo durante varios días. «Me dijo que lo sentía, pero que no podía volver», relata el cuidador. El dueño decidió abandonar su cruzada para sacar adelante el negocio porque lo asfixiaban las deudas, sus problemas financieros y de salud. «Ya no podía más», asegura Muñoz.

Pero ahora son los ancianos y los trabajadores del centro los que tienen un serio problema; los primeros, porque se quedan sin hogar; los segundos, porque se quedan sin trabajo. Fuentes de la Consejería de Bienestar Social aseguraron ayer a este periódico que dos de los diez mayores que todavía ayer seguían en la residencia serán realojados en otros centros que disponen de plazas concertadas por el Principado, los ocho restantes deberán volver con sus familias. Los trabajadores del centro están indignados con la postura que ha adoptado la Consejería en este tema. Dicen que «en lugar de apoyarnos no hacen más que perjudicarnos». Desde Bienestar Social aseguran que, si la fecha límite para desalojar el centro es hoy, se debe a que «fue la directora de la residencia la que aseguró que sólo disponían hasta hoy de alimentos», explican fuentes del Principado. Pero esta versión no concuerda con las explicaciones de los trabajadores Indignado y emocionado, Muñoz aseguró que «lo que deberían hacer es mantener aquí a los mayores hasta que se resuelva la situación, ya se está negociando la venta con una empresa de Oviedo».

Los trabajadores, que llevan sin cobrar desde el mes de noviembre, continuaban ayer con sus labores cotidianas en el centro, cuidando de los diez ancianos que siguen a su cargo, al menos hasta hoy. Muñoz asegura que desde que se conoció la marcha del propietario «el apoyo de las familias, de nuestros ancianos y del Ayuntamiento de Piloña nos ha ayudado a seguir adelante».

Los trabajadores, catorce en total, sueñan ahora con que la empresa ovetense llegue a un acuerdo con el anterior dueño y así poder seguir con la actividad. «Sabemos que las familias volverán a traer al centro a sus mayores», afirmaba ayer el portavoz de la residencia. Quizás el paseo de Angelina no sea tan largo.