El Carmen (Ribadesella),

Bárbara MORÁN

La espera para disfrutar de una carretera en condiciones continúa para los vecinos de Sotu, La Granda, El Carmen y Sardéu, en Ribadesella. Son ya siete años de lucha por una solución para este vial, que parte de la localidad de El Carmen, concretamente a la altura de la iglesia, y que da acceso a los otros tres pueblos. Los vecinos de estas localidades deben continuar armándose de paciencia ya que las obras siguen sin reanudarse. Y eso que estaba previsto ejecutar los trabajos que faltan a mediados del pasado mes de diciembre. La empresa adjudicataria de los trabajos, ITP, ha tenido que solucionar algunos problemas, oficialmente «de funcionamiento». A este contratiempo con el que el Ayuntamiento de Ribadesella no contaba se han sumado los sucesivos temporales que impidieron la realización de los trabajos. Francisco Vázquez, concejal de Urbanismo de Ribadesella, anunció ayer que la empresa le ha confirmado que en cuanto la lluvia dé un respiro se reanudará esta esperada obra. «En los próximos días se retomarán los trabajos. Preferimos retrasar un poco este paso por la lluvia, ya que es mejor esperar y que la obra ofrezca mejor resultado a precipitarse», destacó Vázquez.

La historia de esta carretera se remonta al año 2003, cuando se ejecutó el trazado de la Autovía del Cantábrico (A-8). A su paso por Ribadesella, el trazado del tramo Caravia-Llovio conllevó la desaparición de la carretera que los vecinos solían utilizar para acceder a estos núcleos.

El Ministerio de Fomento prometió entonces que los vecinos serían compensados con la rehabilitación de otra carretera, la que actualmente está pendiente de arreglarse. Los años fueron pasando y hasta finales de 2009 no se volvió a retomar esta promesa.

La estrechez del actual vial, que ni siquiera permitía hasta hace unos meses que dos vehículos se cruzaran, pasará a la historia gracias a esta obra, que implicará una inversión de unos 25.000 euros y a la que, según las actuales previsiones, le faltan seis días de trabajo. La actuación dotará a la carretera de un nuevo firme, acera para peatones y más amplitud, para que el tráfico, que es considerable en verano, sea por fin seguro y cómodo para los usuarios de este tramo. Un trayecto de apenas 200 metros, pero insufrible para los conductores. Las obras darán como fruto una carretera de seis metros de ancho. Todo un «lujo» para los cerca de 300 vecinos que han soportado durante años a peligrosidad y escasa funcionalidad de una vía cuya mejora fue solicitada hace ya más de seis años.