Lastres (Colunga),

Bárbara MORÁN

Los vecinos de El Piqueru, en Lastres, se sienten desamparados. Nadie les hace caso cuando alertan sobre el estado ruinoso de una casa propiedad del Arzobispado, que limita con la calle principal del barrio y que amenaza con provocar una tragedia, ya que está a punto de desplomarse. Llevan años denunciando esta situación. El alero de la casa se vino abajo hace unos días. No hubo que lamentar daños personales porque en ese momento no pasaba nadie por ese lugar, habitualmente muy transitado y sobre el que cayó una auténtica lluvia de tejas, escombro y piedras de considerable tamaño.

«La suerte de este desprendimiento es que era domingo y no había obreros trabajando en ese punto», relata Nieves Braña, vecina de la zona, mientras reitera que el estado ruinoso de la vivienda propiedad de la Iglesia es «un absoluto peligro. Esta vez no había nadie debajo, pero, me cuesta creer que las autoridades se muestren impasibles, hasta que algo más grave suceda», denuncia Braña.

La casa, situada en la calle principal del barrio, tiene una galería, en su último piso, totalmente destrozada. Incluso pasar por delante de esta vivienda o mirarla asusta, según los vecinos, ya que da la impresión de que se vendrá abajo de un momento a otro. Y si esto ocurre los escombros caerán directamente sobre la calle por la que caminan a diario decenas de vecinos, niños y mayores incluidos. «Durante estas semanas ya no pasa mucha gente porque la vía está levantada para reparar su suelo empedrado, pero, llevamos años pidiendo medidas de seguridad para este inmueble y nadie nos hace caso», lamentó Braña mientras recordó que lleva tres años denunciando el peligro que supone el estado de la galería de este inmueble, sin haber logrado, hasta el momento, que sus súplicas sean escuchadas. Ni por el Ayuntamiento, ni por el Arzobispado.

La vecina asegura con resignación que tras hablar con el alcalde de Colunga, Rogelio Pando, hace unos tres años no le dio ninguna solución ya que el edificio pertenece al Arzobispado y «no es competencia municipal», recuerda la mujer, quién también habló con el Arzobispado. Las autoridades eclesiástica le aseguraron a Braña que atenderían sus quejas. Hasta hoy nada ha cambiado en ese inmueble de El Piqueru.

El miedo de los vecinos se ha incrementado con el desprendimiento del alerón de la vivienda. Piden a los responsables del inmueble y al Ayuntamiento de Colunga, una solución antes de que haya que lamentar males mayores. «Si esta casa no estuviese en El Piqueru, sino al lado de una carretera o en el centro de la villa, no estaría así», lamentó Braña, quien añadió que esta situación «una injusticia» ya que «el Ayuntamiento es responsable y debe garantizar la seguridad de los vecinos, independientemente de dónde vivan». Concluyó con una reflexión: «pagamos impuestos y no hay derecho a vivir frente a estas ruinas, que amenazan con caernos encima. Si el propietario no toma medidas, el Ayuntamiento debe instar a la Iglesia a que las tome o adoptarlas por su cuenta, y después arreglarse con el propietario», reivindicó Braña.