Infiesto (Piloña), B. MORÁN

Que quien roba no tiene escrúpulos no es una novedad, aunque hay determinados lugares en los que aún sorprende que los cacos puedan encontrar una vía de negocio. El último objetivo de los ladrones en el concejo de Piloña son los cementerios, lugares cargados de simbolismo para la mayoría de los ciudadanos, ya que allí reposan sus seres queridos. Poco les ha importado todo esto a los ladrones, que en los últimos días se han dedicado a destrozar varios panteones de los cementerios de Infiesto, Sevares y Villamayor, en el concejo de Piloña, para huir con un botín bien poco valioso en el mercado. El objetivo de los cacos fueron las barras ornamentales de los panteones, que suelen ser de hierro o bronce, pero huecas por dentro, por lo que el valor de cada pieza en el mercado no supera los cinco euros. Conmocionados e indignados están los vecinos propietarios de las tumbas que han sufrido el ataque de los ladrones, ya que los panteones quedan desmontados tras el paso de los vándalos.

Algunos vecinos hasta han pedido al párroco del concejo de Piloña, Manuel García Velasco, que cierre con llave los cementerios tras lo sucedido. El sacerdote, no obstante, ni siquiera se plantea, por el momento, ejecutar esta medida, que jamás ha sido necesaria en el municipio. En los próximos días, García Velasco y los propietarios de las tumbas afectadas por los robos formularán una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil, con el firme propósito de que se dé pronto con los delincuentes.

Los cementerios más afectados, según explicó García Velasco, son los de Sevares y Villamayor, quizá porque su emplazamiento está más apartado y es más fácil para los cacos delinquir sin ser vistos. En el camposanto de Infiesto, al estar junto a la carretera, los destrozos fueron menores: cuatro tumbas fueron atacadas por los cacos.

«Es triste que siempre hayan estado abiertos, ya que son lugares sagrados y a los que acuden las personas cuando lo desean, y que haya sucedido esto, ya que el botín es ridículo, pero el daño causado a las personas que tienen familiares en las tumbas afectadas es muy grande», defendió García Velasco. Claro que el robo en los cementerios no es la única variante elegida por los cacos en Piloña: en los últimos meses, hasta tres veces se han llevado la cesta de donativos que hay en el santuario de la Virgen de la Cueva para que los feligreses que allí acuden depositen sus limosnas. «Unos cinco euros, como mucho, se llevaron, pero es muy desagradable estar en esta situación; así que acabé quitando el candado tras los tres robos», para evitar que lo siguieran rompiendo, lamentó el párroco.