Jornada inaugural de la temporada de pesca del salmón en los ríos del Principado de Asturias y el ambiente que se respiró en las riberas bajo mínimos. Los ribereños, en su segundo año de «pasión», pasan olímpicamente de la modalidad «sin muerte». Por eso, en las cuencas del Sella y del Cares no se vive el inicio de la campaña salmonera como en otras épocas. Aquí, en el Oriente, inmensa mayoría de las cañas aguardan al día 1 de mayo para probar suerte en las aguas continentales como manda la tradición, incluyendo, por supuesto, intentar capturar el campanu de 2011.

Bastantes de los asiduos a la actividad pesquera, que arrancó el tercer domingo de marzo, día 20, ya se plantean qué hacer con sus respectivos sufragios en los comicios municipales y autonómicos que se avecinan para el mes de mayo. Algunos, sobremanera en la cuenca del Sella y también del Cares, no se esconden, en absoluto, para mostrar en público su enorme decepción con las actuales políticas en materia de pesca fluvial, las cuales, pese a que insisten en la protección de la especie, parecen abocadas a acabar por echar de las orillas a los ribereños de toda la vida, no sólo a los veteranos y experimentados, sino también a las noveles generaciones.

Los «mosqueros» no se van a soltar el pelo en este primer mes y medio de actividad «sin muerte», prefiriendo esperar a que las aguas se encuentren más cálidas y con mejores niveles de agua. Por ello, lo que sí debería hacer la Consejería de Medio Ambiente es mantener la veda hasta que comience la campaña tradicional, es decir, hasta el 1 de mayo. De nada vale promocionar a estas alturas del año la modalidad «sin muerte» cuando casi nadie -la compra de acotados para lo que resta de marzo es prácticamente nula- se suele acercar a disfrutar de su deporte favorito, sea en el Sella, considerado como el río más salmonero del país, o en las frías aguas del Cares, éste el más oriental del Principado de Asturias.

Dicho esto, no me extraña un ápice que bastantes pescadores asturianos se decanten por votar el 22 de mayo al que consideran como uno de sus principales valedores en el ámbito de la pesca del salmón en Asturias: el líder de Foro Asturias, Francisco Álvarez-Cascos. Un defensor a ultranza de la denominada «cultura ribereña» y que conoce en profundidad todo cuanto rodea a ese mundo. Al menos, se les presenta una buena oportunidad a los descontentos -que son legión- para, con el sufragio depositado en la urna, hacer ver a la actual Administración regional que se pueden aplicar otras políticas mucho más provechosas en materia medioambiental y piscícola.

Es más, repasando la normativa de pesca para este 2011, me vuelve a desencajar el ánimo alguna que otra de las prohibiciones que contiene la misma. «Se prohíbe la pesca e indicación de operaciones o maniobras de pesca a otros pescadores desde los árboles y puentes, excepto para las personas discapacitadas con movilidad reducida». El curso pasado también se exponía, pero me pregunto: ¿Van a sancionar a aquellos que se «chiven» de otear un salmón en los aledaños del «puente romano», en el río Sella a su paso por Cangas de Onís, donde suelen congregarse decenas de curiosos en plena temporada? Ahí no hay un puente, sino dos: el «Puentón» o «Puente Vieju», y el puente nuevu.

Espero que no se me echen encima las fuerzas y cuerpos de orden público por indicarle a alguno de mis parroquianos, mientras se encuentren pescando bajo el popular lance del «puente romano», el lugar donde se encuentre cebándose un ejemplar en aquel afamado pozo. ¡Lo que nos faltaba a los ribereños cangueses! Y mira que hay cantidad de cosas por hacer para tratar de mejorar el hábitat piscícola en nuestras aguas continentales del Principado de Asturias. Insisto, pese a quien pese, otras políticas en materia de pesca fluvial y, por supuesto, medioambientales, son posibles. Y aquí nadie está hablando de «matarifes», ni mucho menos de «talibanes». La pesca del salmón es un arte y como tal debe impulsarse. Es mi opinión, señores lectores.