Andrín (Llanes),

María TORAÑO

El enorme roble centenario que se encontraba junto a la carretera que une San Roque y Andrín apareció ayer talado. El árbol se erguía en las inmediaciones de la carretera Ll-2, en una zona en la que se están desarrollando los trabajos del subtramo Pendueles-Llanes de la Autovía del Cantábrico. Unas obras que, supuestamente, no deberían afectar al punto donde estaba ubicado el ejemplar, conocido popularmente como el Roblón de San Lázaro o de la Cuesta, e incluido en el catálogo de árboles singulares del concejo de Llanes. Al cierre de esta edición se desconocía el nombre de los autores del derribo.

El árbol, que podría superar los 150 años de edad, según alguno de los vecinos que habitualmente pasean por la zona, fue incluido en el libro «Árboles singulares del concejo de Llanes», editado por el programa «Agenda Local 21». Según la publicación, el Roblón crece en el lugar conocido como San Lázaro, unos veinte metros al oeste del barrio de La Cuesta, en terrenos pertenecientes al pueblo llanisco de San Roque.

Muy cerca de ese punto aún se conserva un trozo de pared de la capilla que existía, dedicada al santo del que toma el nombre el lugar. Esa capilla formaba parte de una leprosería que cayó en desuso en el siglo XVIII, lo que provocó el derrumbe de la construcción.

En toda esa zona de fincas existía antes un bosque de robles bastante frondoso, pero se cree que los árboles fueron donados por el entonces propietario de los terrenos, Bartolomé Gutiérrez, natural de la localidad de Andrín, para la construcción de la carretera que hoy une Andrín con San Roque. El texto cuenta que la condición que puso el dueño de las tierras fue que al menos no se tocase aquel roble, que quedó en pie solo, en medio de los prados de San Lázaro.

El Roblón está muy presente entre los habitantes de Andrín, que siempre dijeron que «antes de caerle tola rama ya echa lo nuevu», en referencia al vigor y la salud del enorme árbol. Por ese motivo, ayer sorprendió enormemente que apareciese talado y destrozado al lado de la carretera, sin que nadie supiese el motivo. De hecho, algunos vecinos comentaron que habían preguntado días antes a los operarios de la obra que si los trabajos iban a afectar al árbol y que éstos les dijeron claramente que no, que por ahí no pasaría la autovía.

Éste no es el primer «susto» del año en el concejo en cuanto a árboles se refiere. El pasado 12 de enero la principal avenida de la capital del concejo se quedó sin sus falsos plátanos -o arces blancos-, que fueron talados por las obras de semipeatonalización de la principal arteria de la localidad. Esos ejemplares no tenían ningún valor especial, aunque la imagen de los troncos talados cubriendo las aceras impactó a más de uno y provocó algunas críticas. Lo mismo ocurrió con la tala de varios ejemplares ubicados en los laterales de la carretera AS-263, en la salida de la localidad de Poo hacia Celoriu. Aquellos árboles, de edad considerable, fueron serrados hace varios meses y aún hoy se pueden ver los tocones junto a la cuneta. Durante la tala, la carretera sufrió cortes puntuales dado el tamaño de los troncos. Y hace dos años también se oyeron protestas por el derribo de tejo centenario, por orden municipal, en el parque de Posada Herrera, en Llanes.