«Los vecinos de Sotres pasamos más controles que los palestinos», asegura Manuel Ángel Fernández López al referirse a las dificultades que encuentran los lugareños en temporada alta para acceder en sus vehículos al pueblo. La indignación en la localidad es patente. La mayoría de los vecinos apuesta abiertamente por eliminar la figura del informador de Tragsa. El problema es que estos empleados detienen a los conductores que acceden al parque nacional de los Picos de Europa en Arenas, Ovar y Poncebos, para explicarles las características del espacio protegido y las alternativas para aparcar. Y al detener a los turistas se ven también afectados los vecinos y los trabajadores de Sotres, que a veces se ven obligados a permanecer retenidos en la carretera durante un buen rato. Los conflictos por este motivo son habituales y ya ha habido dos juicios por los enfrentamientos entre vecinos e informadores.

Varios miembros de la Asociación de Vecinos y Propietarios de Sotres han reclamado una solución inmediata. Manuel López López, propietario del hotel restaurante La Perdiz, lo tiene muy claro: «No necesitamos informadores de Tragsa ni del Ayuntamiento que se dediquen a parar el tráfico». A su juicio, «no son informadores sino desinformadores, ya que en ocasiones mienten y dicen que en Sotres no hay donde comer, ni "parking" para dejar los coches y que la carretera es un peligro, desaconsejando que los turistas lleguen hasta aquí».

El propietario del hotel restaurante Peña Castil, Manuel Ángel Fernández López, defiende: «No se necesita ningún informador en la carretera, se necesita señalización». Los informadores provocan que «tanto visitantes como lugareños se cabreen, les contesten mal y muchos de ellos den media vuelta y se marchen. A mí, cuando voy de vacaciones por España, nadie me quita de ir a ningún sitio como ocurre aquí», añadió el empresario.

Los vecinos de Sotres no quieren que los informadores se vayan al paro, sino que se los reubique en otras labores dentro del Parque, como la limpieza de montes o ríos. La situación en temporada alta llega a ser tan agobiante por las retenciones que Manuel Ángel asegura que ha tenido «clientes del hotel que han llegado a Poncebos a las once de la mañana y no han podido llegar a Sotres hasta la hora de cenar». Estos empresarios se muestran también muy críticos con la propaganda turística que se hace de la zona: «Da la impresión de que lo único que interesa es que la gente vaya en manada al funicular de Bulnes. Pedimos que el turista sea libre y decida por sí mismo adónde quiere ir», añaden.

Raquel López, del hotel restaurante Casa Cipriano, califica la situación creada por los informadores del Parque como «insostenible». «En Poncebos paran a la gente justo donde el puente, una zona muy estrecha, y allí se empiezan a generar unas caravanas tremendas. Llegará el día en el que se cometa una locura, porque la situación es agobiante. Yo misma un día me salté a posta uno de los controles», rememora. Añade que «un día normal», viajar de Arenas a Sotres supone veinte minutos, pero un día con controles el tiempo se multiplica por tres, llegando a emplearse hasta una hora y media en completar este recorrido. «Lo que están haciendo es ilegal», añaden.

Como soluciones alternativas a la eliminación de los informadores, los vecinos proponen que no se pare a todos los vehículos y que se deje un carril libre que permita el paso a los vecinos; que se coloquen paneles eléctricos en la zona de los estacionamientos de Ovar y Arenas, o que se cree un circuito cerrado de radio para así informar a los turistas. Los hosteleros de Sotres demandan que el Principado actúe como durante el pasado puente del Pilar, cuando la ausencia de informadores favoreció que el volumen de visitantes en Sotres fuera muy superior a los de otras fechas.