No sé si mirar la botella medio vacía o contemplarla medio llena. Hace nada me parecía que pagar 7,5 euros por el billete del servicio público en bus a los Lagos de Covadonga, añadidos a los 2 euros por estacionar el coche en los aparcamientos habilitados entre la ciudad de Cangas y los aledaños del santuario de Covadonga era algo carillo para los tiempos que en nuestros días corren. Un tique que bien podría recortarse en el precio, en el hipotético caso de revisar y mejorar el plan de transporte, en la medida en que el trayecto fuese menor, cambiando el lugar de salida de las «lanzaderas» turísticas de la terminal de la urbe canguesa a los «parkings» de Muñigu-Llerices o El Repelao, por ejemplo; o bien, en otro de los supuestos, reduciendo los servicios -en días y horas- que habitualmente se ofertan cuando está en funcionamiento el operativo.

Lo que no esperaba a estas alturas es que alguien se sacase de la chistera -sin ánimo de molestar- una «tarjeta» de visita por la módica cantidad de 10 euros, la cual incluiría el viaje a los Lagos de Covadonga y, de propina, una serie de descuentos en diversos comercios y establecimientos de la zona. Incluso posibles beneficios, para quienes la adquieran, en la utilización de los «parkings» adscritos al plan de transporte.

Con esa novedosa iniciativa, me consta que la asociación de empresarios de la comarca de los Picos de Europa acaba de dar el visto bueno definitivo al controvertido plan de transporte. Pero siempre y cuando se acepte sin matices la dichosa tarjetita que impulsa el colectivo, a la que auguran pingües beneficios. ¿Hacer descuentos en pleno agosto a los poseedores de la tarjeta? ¡Lo dice todo el mundo de Incatur!

El espíritu cangués de los comerciantes e industriales asociados a Incatur hace ya mucho tiempo que se perdió. Desde el mismo instante en que se irían apagando los ecos de las entrañables cenas de confraternidad del colectivo. Ahora priman sobremanera, y sin inmiscuirme en matices políticos, el resto de los concejos del Oriente, al mismo tiempo que se benefician todos, digamos, del destino turístico «Picos de Europa»; entre tanto, en Cangas de Onís no existe un colectivo de industriales y comerciantes con expreso aroma local, algo que sí tienen otros municipios solapados a la asociación de empresarios de los Picos de Europa. La marca «Oriente» acabó llevándose por delante aquel glamour de Iniciativas Canguesas de Turismo (Incatur), mientras poco a poco se iban sumando adeptos de los demás concejos limítrofes.

Desconozco hasta qué punto la tarjeta que promueve la asociación que dirige Jaime García, persona de verbo fácil y cataratas ideológicas en forma de propuestas, será viable para los socios de la Cooperativa Taxitur, sin olvidar a los autónomos del volante independientes de Cangas de Onís. Probablemente tan sólo «obligue», mediante supuestas contrapartidas, a la empresa multinacional encargada actualmente del transporte de viajeros en autobuses a los lagos de Covadonga en épocas de máxima afluencia (julio, agosto...). Por lo pronto, ¿tendrán vía libre a los Lagos, a través de la adquisición de la tarjeta, los profesionales del taxi de otros concejos limítrofes -Parres, Llanes, Piloña, Ribadesella...-? ¿Deberán estar afiliados a la asociación Incatur?

La primera vez que se puso en marcha el plan de transporte a los Lagos, un empresario cangués del gremio del turismo activo, pionero en el boyante turismo de navegación en Asturias, plasmó una revolucionaria idea propagandística de su empresa en el reverso de los tiques que tenían que adquirir los viajeros para acceder en autobús a la vertiente canguesa del parque nacional de los Picos de Europa. Además, contaba para ello con el beneplácito de los organismos competentes. Aquello duró poco, pues algunos competidores, vinculados a Incatur, se hartaron y hubo de dar marcha atrás. Un lustro después, con la tarjetita intentando abrirse un hueco entre la potencial clientela, se habla de descuentos en una serie de establecimientos, incluyendo, por supuesto, la consabida excursión a los lagos de Covadonga. ¡Cómo cambian los tiempos!