Ribadesella,

Alba SÁNCHEZ

Dicen que al menos una vez en la vida hay que plantar un árbol, y mejor hacerlo en un lugar emblemático y reconocido por todos los vecinos, como el área recreativa de Ardines, en Ribadesella, en la que ayer se dieron cita 65 niños de cuarto, quinto y sexto curso de Primaria de los colegios riosellanos «Manuel Fernández Juncos» y «Nuestra Señora del Rosario». Todo eran nervios a la llegada al lugar, a media mañana, ya que algunos de los niños ya habían participado hacía dos años en otra plantación de árboles autóctonos. Ayer los árboles utilizados fueron 200 plantones de encinas y de robles. Una zona que años atrás estaba totalmente cubierta de eucaliptos poco a poco se va transformando en bosque.

Lo que casi todos destacaban es el papel de los árboles para mantener la calidad del oxígeno que respiramos e incluso alguno iba más allá y decía que son buenos para la fabricación de las medicinas.

Tal fue la disposición que pusieron todos los niños que en casi media hora ya habían hecho los agujeros y puesto los plantones en su sitio, sin dejarse amedrentar por la tormenta que se avecinaba.

Al acto acudió el consejero de Agroganadería y Recursos Autóctonos del Principado, Albano Longo quien resaltó la importancia de mantener el equilibrio entre el bosque productivo y el bosque protector protector, es decir entre la explotación de los recursos forestales y la conservación del ecosistema.

Longo estuvo acompañado por la alcaldesa riosellana, Charo Fernández, quien subrayó que esta iniciativa, en la que se da un diploma a cada participante como acreditación de haber plantado un árbol, ayuda a la sensibilización de los niños y sus familias sobre la importancia de cuidar el medio natural.