La Fundación Faustino Sobrino, que gestiona la residencia del mismo nombre, en Llanes, tiene -o tenía, vaya usted a saber- un patrimonio de varios millones de euros. Lo sabemos de oídas, porque las cuentas no se han visto jamás de los jamases. Los políticos no las enseñan, como si tuvieran algo que ocultar. Resulta curioso cómo se apropian de todo. ¿Cuánto aportó el Ayuntamiento al patrimonio de la Fundación? Cero euros. ¿Y el Principado? Cero euros también. ¿Y el Estado? Justo el doble: cero euros. O sea, que todo el capital procede de donaciones privadas. Pero, ¿quién maneja las perras? Veamos, integrantes del patronato de la Fundación: la Alcaldesa, tres concejales del equipo de gobierno, un representante del Principado, una persona nombrada por el Pleno y la directora del centro, elegida por aquéllos. Así es que tras aportar la ingente cantidad de cero euros, unos políticos manejan el cotarro a su antojo, solos, sin fiscalización ninguna...

Hay que cambiar el país de arriba abajo.