La Granda (Ribadesella),

Patricia MARTÍNEZ

Cuenta José Manuel Fraga, vecino de La Granda y amigo personal del fallecido Gregorio Peces-Barba, que el suyo es «un pueblo muy bueno de naranjas. Hará 110 años que se llevaban por Cueves a la fiesta de Santirso, en Margolles», que se celebra el próximo día 28. Pero en la localidad riosellana no sólo se dan bien los cítricos, pues Fraga tiene en su huerta un enorme aguacatero, un níspero, varios kiwis, olivos, madroños y otros árboles más autóctonos como nogales o higueras.

Son algo más de cuarenta vecinos, una cantidad que en verano aumenta considerablemente y que «en los últimos diez años se pudo duplicar», apunta la alcaldesa pedánea, Menchu Calleja. La proximidad del enlace con la Autovía del Cantábrico y con la villa riosellana, la gran cantidad de masa forestal y zonas verdes y la tranquilidad del lugar han hecho de La Granda un lugar muy solicitado para vivir.

Tanto Calleja como Fraga y a pesar de la diferencia generacional ven el gran cambio que ha experimentado su pueblo en los últimos años. «Mejoró mucho, está bastante conservado», añade la primera. Además de los nuevos vecinos de todo el año, en verano se nota mucho el crecimiento de población en La Granda. «Hay oriundos que siguen viniendo y gente de Bilbao, Burgos, Madrid y el resto de Asturias», que eligen la localidad riosellana para pasar sus días de descanso. El pueblo creció mucho en la última década, aunque la crisis frenó en seco algunos proyectos de construcción y todavía queda suelo edificable. Eso sí, Calleja destaca que la localidad tiene una gran necesidad de contar con red de saneamiento. «Nos afecta mucho, nos quejamos mucho y la gente está ansiosa por tener ese servicio», añade.

Como en tantas otras localidades de la comarca del Oriente, en La Granda tienen un pozo negro o fosa séptica que cada uno vacía como puede. Para Calleja, «es un problema serio y más en este pueblo, que es casi como un valle, no hay caída y se inunda».

A la representante vecinal le gusta «que haya venido gente de media edad con críos y que vivan aquí de continuo». Aún recuerda que, cuando nació su hija, hace quince años, «hacía igual treinta que no había nacimientos». Ahora hay más niños y cuentan con transporte escolar, aunque sólo los que estudian Primaria. «Para los de Secundaria nos lo quitaron. Protestamos, pero no hubo nada que hacer y tenemos que subirlos a El Carmen», explica la alcaldesa.

En cuanto a caminos, en La Granda están «bastante bien» y reconocen que viven en uno de los lugares «que más comunicación tiene con otros pueblos», pues conectan con Sotu, con el Carmen y también pueden salir por San Miguel de Ucio. De las otras comunicaciones, de las telemáticas, andan un poco peor. «Tenemos internet por satélite, pero con muchos defectos y en algunos sitios no llega la señal de los móviles», señala la alcaldesa pedánea. Por La Granda pasa el río «Llocu», al que llaman así porque aparece cuando le da la gana, aunque coincide con días como los pasados, de muchas lluvias. De la misma localidad son otras zonas con casas diseminadas, una especie de barrios, que son El Llombetu, Arduela, Espina y Les Roces y todas ellas pertenecen a la parroquia de Moru.

José Manuel Fraga recuerda que «antes la gente se dedicaba al campo», una actividad de la que en La Granda quedan dos ganaderías de carne y una de leche. El resto de la población trabaja donde puede -construcción, hostelería, docencia- y muchos lo hacen en la villa de Ribadesella. El topónimo La Granda está relacionado con una elevación estéril o de monte bajo de suelo de piedra o arenoso. A la palabra «granda» se le atribuye un origen prerromano o precéltico, pues también existe en el irlandés, «granen» con el significado de «arena».

Es un término muy frecuente y lo que está claro es que, al menos la riosellana, podrá ser arenosa pero para nada es estéril, a juzgar por los hermosos aguacates del huerto de Fraga. Al igual que él y sus partidas de dominó con Peces-Barba, sus árboles son famosos en la zona y no hay que alejarse mucho de su casa para ver otros coloridos frutales.