Viboli (Ponga),

Lucas BLANCO

La zona de Los Beyos corre serio riesgo de perder uno de sus principales sellos de identidad. Los hórreos de tipo beyusco, diferentes de los típicos asturianos por su forma semirrectangular y sus desiguales pegollos, son hoy por hoy una construcción en proceso de desaparición pues únicamente se conservan en pie una decena en los diferentes pueblos de la zona.

Fue curiosamente en la pequeña aldea de Viboli, en la que aún resisten cuatro construcciones de este tipo, donde se desplomó hace ahora unas tres semanas uno de los hórreos beyuscos más vistosos. Con más de ocho metros cuadrados de superficie y en compañía de otro más pequeño, presidía el centro de las casas situadas en la zona de Mediupueblu, ubicada a su vez en el Barriu Baxu de Viboli. Una construcción que, según los más viejos del lugar, databa de varios siglos atrás y conformaba una bella estampa entre las casas de piedra de la zona, pero ahora se ve reducido a una simple ruina.

Esta situación indigna a los defensores del patrimonio etnográfico de la zona que ven cómo sus esfuerzos por mantener este tipo de hórreos no consiguen frenar el deterioro de la herencia patrimonial de sus antepasados. «La falta de disposición de las administraciones y los propietarios hacen que corran peligro de desaparecer», señala el vecino de Viboli Octavio Hortal, que lleva ya unas tres décadas peleando por la restauración de los hórreos. «En su día constituimos una asociación y pedimos que se nos cedieran los hórreos para restaurarlos y no accedieron», se lamenta Hortal a la vez que considera inútil para su mantenimiento el hecho de que Patrimonio incluyera este tipo de hórreos en su catálogo, pues asegura que «sólo sirvió para que salieran en las fotos y no para que se cuidasen», añade.

Pese a todo, este vecino cree que aún existen suficientes apoyos entre amantes de la montaña y la etnografía que pueden hacer algo por intentar impedir el olvido de estas construcciones que en su día no sirvieron únicamente como almacén, sino que eran utilizados como vivienda por muchos habitantes de la zona.

Aun así, los datos no son nada esperanzadores pues si bien en los años ochenta existían 24 construcciones de este tipo en pie, la cifra actual de diez parece irrisoria, ya que era el número de hórreos que había por aquel entonces solamente en Viboli. Es en este pueblo donde persisten más construcciones autóctonas, en concreto cuatro, a las que hay que sumar otra media docena repartida por las localidades ponguetas de Casielles, Viegu, San Ignacio y las leonesas de Oseja y Soto de Sajambre.