Miyares (Piloña),

Lucas BLANCO

Varios vecinos de la localidad piloñesa de Miyares urgen la reparación del cementerio de la localidad, que lleva más de un año seriamente dañado por un derrumbe en una de las paredes del recinto, que amenaza la estructura de varias tumbas y nichos situados en su entorno.

El paso de los años, unido al desgaste provocado por las fuertes lluvias, está generando un deterioro creciente en la zona afectada del camposanto. Ante esta situación, las personas con familiares enterrados en esa zona esperan que se tomen soluciones de manera inminente, antes de que se produzca algún desperfecto en las tumbas donde reposan los restos de sus difuntos.

Desde hace varios meses tanto el párroco como los vecinos están buscando una solución para intentar paliar el deterioro del santo lugar, pero la escasez de recursos económicos y la falta de acuerdo sobre quién debe hacerse cargo de los costes que conllevarían los trabajos ha impedido hasta ahora llevar a buen puerto esta demanda vecinal. «La gente del otro lado del cementerio se niega a pagar para reparar la parte dañada y los de esa zona dicen que el cementerio es de todos», explica una vecina que ayer abogaba por superar el conflicto en bien de los difuntos, mientras colocaba un ramo de flores en la tumba de su progenitor con motivo de la celebración del Día del Padre.

El párroco de Miyares, Luis Marino Fernández, declaraba ayer que las gestiones para acometer las obras van por buen camino en los últimos días y no descarta que el próximo lunes puedan dar comienzo los trabajos. «Confiamos en que alguien se haga cargo de la mano de obra y que a partir de ahí sea la propia parroquia la que se encargue de sufragar el coste de los materiales», indica el párroco, quien asegura que, si bien ya se han acometido varias obras en el cementerio anteriormente, su ubicación suele dar lugar a constantes daños que cuesta reparar. «Años atrás ya hubo que reparar otros muros en circunstancias similares y ahora haremos lo mismo», apunta Fernández, que espera poder contar con la colaboración de todos los parroquianos. De esta manera, no sólo se solucionaría el problema de la pared desplomada, sino que se reforzaría la estabilidad de buena parte del suelo, también seriamente deteriorado, en el que se pueden apreciar numerosas grietas que, en caso de no reforzarse los muros, podrían provocar nuevos hundimientos difícilmente asumibles por la comunidad de propietarios. Asimismo, se terminaría con el negativo impacto visual que supone gran el montón de escombros y piedras que descansa junto a la pared del cementerio y que ya ha suscitado las críticas de varios visitantes del camposanto con motivo del día de Todos los Santos el pasado noviembre, algunos de los cuales calificaron de «indigno» el estado actual del cementerio.