¿Se acuerdan del pitorreo que hubo a cuenta del accidente de la «socialité» -aunque a ella no le gusta que le llamen así- Carmen Lomana el pasado verano en la playa de Celorio? Pues bien, muchos se habrán quedado helados con los nuevos datos de aquel percance que, de puertas afuera revolucionó y llevó algo de emoción al verano llanisco, pero de puertas adentro se vivió, en algunos momentos, como un auténtico drama. Porque bromas aparte, Carmen Lomana estuvo a punto de perder la pierna izquierda. Como lo oyen. Mientras unos se cachondeaban de la empresaria -así le gusta que la llamen- en twitter, facebook y donde cuadrase, ella estaba en riesgo de quedarse lisiada.

Recapitulemos. El 16 de agosto -para más señas, San Roque en Llanes- Lomana llegó por la tarde a Celorio en coche alquilado desde el aeropuerto de Asturias; aparcó delante de su casa, a pie de playa; echó el freno de mano, pero no funcionó; el coche se fue cuesta abajo; ella se puso en medio para intentar que no llegase a la arena; pero el coche siguió su camino, no sin antes golpear a Lomana. «Lo primero que se me ocurrió fue ponerme delante e intentar pararlo; estaba horrorizada porque pudiera atropellar a los bañistas... Me empujó contra un muro y me pasó por encima de la pierna izquierda». Es el testimonio que ella misma ofreció el domingo a un diario nacional.

Resumiendo. Tras el susto inicial, su familia se la llevó al hospital donde le dijeron que su pierna corría el riesgo de ser amputada. Y mientras su hermana estaba horrorizada, cuenta Lomana, ella estaba tan tranquila y sin dejar de twittear. Porque el pitorreo montado a su costa, le ayudó a pasar el mal trago: «Mi hermana me decía "estás pirada", pero yo me reía de las burradas que escribían, me servía para olvidarme». Al final, todo quedó en un susto. Unos baños en el mar Cantábrico y en el Mediterráneo, y como nueva: «Yo creo que el mar lo cura todo».