Reservar con antelación una habitación de hotel ha pasado a la historia. La mayor parte de la clientela, ahora, espera a última hora para aprovechar rebajas y «guerras de precios». El regateo ha vuelto y muchos clientes pretenden imponer el precio que desean. De ahí que el sector hotelero esté dominado por la incertidumbre. El exceso de oferta es otro de los problemas en la comarca oriental, donde han abierto decenas de hoteles, casas rurales y apartamentos turísticos. Y, encima, la crisis, que ahoga aún más al sector. Así las cosas las previsiones de ocupación con vistas a julio y agosto no son buenas.

l Llanes. «Es difícil hacer una previsión pues la tendencia de los últimos años es que las reservas se hagan a última hora», aseguró el presidente de Fomento del Turismo de Llanes (Fomtur), Ángel Bada. «La previsión que tenemos es que sea un verano similar al del año pasado, en líneas generales flojo con respecto a los de antes de la crisis», manifestó. La crisis y el exceso de oferta son los principales problemas del sector, según Bada. Las estancias más cortas y las reservas de última hora son las otras características que dibujan el retrato robot de un cliente que viene en su mayoría desde Madrid o el País Vasco. «En lo últimos tiempos se nota el aumento del turismo francés. Parejas de entre 30 y 60 años es lo más habitual entre la clientela», señaló.

l Cangas de Onís. «Reservas, muy pocas, prácticamente ninguna», señaló el presidente de la Asociación de empresarios de los Picos de Europa (Incatur), José Antonio Sánchez Cueto, quien desveló que la mayor parte de las llamadas que reciben los negocios de la zona son, simplemente, «para interesarse por los precios». La consecuencia de todo ello es: «incertidumbre», indicó. El empresario cangués destacó que la «guerra de precios» que inician algunos negocios de la zona ha provocado que los visitantes esperan a última hora para reservar. Sánchez Cueto ve «negativa» la política de «tirar los precios», pero resaltó que «cada uno es libre para hacer lo que crea oportuno». Eso sí, destacó que es «como el pez que se muerde la cola: como no hay reservas, se bajan los precios; y como los clientes saben que a última hora se bajan los precios, no hay reservas». Animó a los empresarios a «tener paciencia».

El empresario Antón Puente, consejero delegado del grupo Arcea, con 13 hoteles en la comarca, reconoció que a día de hoy «no hay previsiones», porque «ahora las reservas se hacen de un día para otro». Afirmó que en la zona interior del Oriente las reservas para julio y agosto rondan el cinco por ciento de las plazas existentes, mientras que en Llanes el porcentaje es «algo más alto». Aparte de la crisis, Puente esta situación responde a que «sobran plazas», debido a la apertura de «muchísimos» hoteles, casas rurales y apartamentos en la comarca. «El cien por ciento de ocupación se acabó, forma parte del pasado», indicó. La palabra que define la situación del sector es, según Puente, «incertidumbre».

l Ribadesella. Con la situación económica, también han cambiado las pautas de los clientes. Por ello la Asociación Riosellana de Turismo Rural (Aritur) descarta hacer previsiones. «Ahora esperan hasta el último momento para ver todas las ofertas, los precios más bajos y para apretar todo lo que se puede», explica Juan Luis Toribio, presidente en funciones del colectivo. La nueva tendencia es «el regateo, directamente», a pesar de que muchos ya han bajado las tarifas. Toribio cree que los clientes «ya no se fijan en la calidad, lo que quieren es precio. Ni atención, ni servicio, ni destino, lo único que quiere la gente hoy en día es un buen precio». Entre los alojamientos rurales riosellanos «había una desesperanza tremenda, porque hasta hace poco no estaban ni llamando por teléfono», apunta el presidente en funciones, antes de añadir que «ahora parece que se anima un poco, sobre todo para agosto». El mal tiempo y la amplísima oferta son otros dos factores que, en su opinión, influyen, pues hay «muchísimos alojamientos para repartirse el pastel».

Parres. Toni Somoano, administrador del blog de turismo «Arriondas.com», cree que, «al menos en agosto, se colgará el cartel de completo en casi todos los alojamientos», aunque «la primera quincena de julio y septiembre son muy cambiantes». Somoano, quien también regenta unos apartamentos rurales en el concejo, cree que el «principal handicap es el tiempo», pero añadió que los empresarios deben «aprender a vivir con ello, afrontarlo y superarlo». A su juicio, «la calidad, la diferenciación y el trato personalizado son fundamentales», además de «mantener una buena reputación "online", vender el entorno y hacer de guías turísticos improvisados. Escanciarle un culete de sidra al cliente, recomendarle un restaurante o regalarle una lechuga recién cogida de tu huerto, para que se lo cuente a sus amigos, hay que ser proactivo las 24 horas del día».

l Piloña. La Asociación Piloñesa de Turismo Rural (Aspitur) espera una temporada de verano «negativa», aunque las reservas se están animando en los últimos días. «La previsión era nefasta y aun siendo mala, creo que superaremos el sesenta por ciento gracias al último empujón», declaró el presidente del colectivo, Gustavo Sánchez, quien dijo que el factor climatológico tendrá mucho que decir en los resultados finales. «Pese a todo, considera que las cifras podrían mejorar si el apoyo de las administraciones fuese mayor y apunta directamente al Ayuntamiento. «Sabemos que no hay dinero, pero lo mínimo es promocionar los recursos que tenemos», indicó, en relación a la escasa promoción de destinos locales. «Ya el año pasado nos sorprendió la aparición de un perfil de turista regateador, que busca constantemente rebajas en el precio y este año es algo aún más común», añadió.

l Colunga. Las expectativas no son muy esperanzadoras y «el regateo ya es como antiguamente, ahora te dicen «quiero pagar tanto». Así lo ve Faustino Pérez, presidente de la Asociación Colunguesa de Turismo (Acotur), quien además asegura que «las previsiones son malas». A las casas íntegras les va mejor y el mes de agosto está «algo mejor, pero no como otros años, que en abril ya estaba lleno», añadió Pérez. A su juicio, el principal problema es que «la gente no tiene dinero». Descarta reducir las tarifas, porque «si las bajas más, ya la fastidiamos». En esta «guerra» de precios y junto al problema de los alojamientos ilegales, hay otra competencia, la de «los hoteles urbanos en Oviedo y Gijón, que están dando habitaciones por treinta euros con desayuno» y desde los que los turistas se desplazan.

l Cabrales. La presidenta de la asociación cabraliega de turismo (Ascatur), Blanca Lobeto Campillo, admitió que «cada año las previsiones son peores. Hay reservas pero no tienen nada que ver con las que había hace 5 ó 6 años. Muy poca gente reserva con antelación», señaló. Además, «hay mucha competencia. Es el momento de mantenernos más unidos que nunca para salvaguardar los intereses del sector y buscar soluciones comunes, pues hay que mantener los precios, pagamos muchos impuestos y hay menos clientes. Son momentos de supervivencia», dijo Lobeto. «El turismo ha dejado de ser una prioridad. Hoy lo principal es llevar a fin de mes y pagar la hipoteca», indicó. «Entre los nuevos hábitos de los turistas está el de preguntar por los descuentos», señaló la empresaria cabraliega. Un apunte más: «Al cliente extranjero todo le parece bien, haga sol o lluvia, y no te regatea nada. Jamás se queja del tiempo, cosa que no pasa con los turistas nacionales», aseveró.

Los bañistas empiezan a llegar cada vez en mayor número a las playas de la comarca oriental. Arenales como los de Torimbia y Toranda, en Niembru (Llanes), se cuentan entre los más concurridos y no resulta extraño ver decenas de coches aparcados en sus inmediaciones. En la imagen, la carretera que conduce a Torimbia, con un buen número de coches aparcados y con la playa de Toranda al fondo.