Renovarse o morir. Ésa parece ser la mentalidad para buena parte de los negocios relacionados con la hostelería de la parroquia de Vidiago desde que la carretera nacional 634 que cruza las localidades de Puertas, Vidiago y Riegu dejase de ser la principal vía de comunicación, tras la apertura, el pasado mes de octubre, del tramo de la Autovía del Cantábrico entre la rotonda de la Venta'l Pumar, en San Roque, y Pendueles.

"Se nota, claro que se ha notado la apertura de la autovía", aseguró Montse García, del asador Riegu, situado al pie de la N-634. Desde que el tramo de la autovía entre San Roque y Pendueles se abriera hace cuatro meses el negocio familiar ha sufrido importantes cambios en relación al horario y a la plantilla. "En octubre trabajaban aquí cuatro personas más de las que lo hacen ahora. También hemos cambiado el horario. Antes abríamos a las siete de la mañana. Ahora lo hacemos a las doce del mediodía", señala.

La gerente del negocio, que este año celebra su treinta aniversario, asegura que "antes los principales clientes eran gente de paso. Ahora no sólo no pasan, sino que también tenemos el problema de la señalización, pues en las rotondas de la autovía en Pendueles y San Roque no aparece indicado el núcleo de Vidiago". Asador Riegu, que en su momento llegó a dar trabajo a veinte personas, vive un período de cambio. "Vamos a empezar a programar eventos y cosas puntuales, como jornadas gastronómicas, para atraer a gente. Hay que renovarse o morir. Los que vivíamos de la carretera nos hemos quedado fuera", aseguró. En su afán por reflotar el negocio, en asador Riegu han contratado los servicios del asesor gastronómico Lluis Nel Estrada. "Ante un problema de comunicación por la falta de clientes que ya no utilizan esta carretera, hay que responder con herramientas comunicativas que atraigan a un perfil de cliente no sólo de paso. Esto no es algo nuevo. No hay más que mirar a San Roque. Aunque estemos en crisis, existe una gran masa de gente a la que le gusta ir a buenos restaurantes", apuntó Estrada.

En la otra orilla se encuentra Ángel Nosti, de sidrería Casa El Rubiu, en Vidiago. "No hemos perdido clientela por la apertura del tramo de la autovía. Lo único que notamos es que antes venían a comer a diario treinta obreros que trabajaban en este tramo. Desde octubre contamos incluso con un trabajador más", dijo. "Pedimos que en las rotondas de Pendueles y la Venta'l Pumar aparezca señalizado Vidiago", apuntó. Nosti busca la innovación continua en su negocio a través de iniciativas como, por ejemplo, jornadas gastronómicas "Hacemos esto más por el tema de la crisis que por la autovía", confiesa. Nosti, integrante de la Asociación Llanisca de Restaurantes (Allares), pide a los responsables de este colectivo una mayor promoción para los establecimientos asociados ubicados fuera de la villa.

Javier González, de Casa Poli, en Puertas, asegura que la apertura de la autovía se nota en los negocios para bien y para mal. "Para bien, porque a la gente le da menos pereza venir. La nacional es ahora mucho menos peligrosa que antes y es mucho más seguro circular por ella, al haber menos tráfico. Para mal, porque vienen menos clientes, sobre todo los viernes y los domingos por la noche. Los clientes que perdemos por eso los ganamos al mediodía, pues vienen con más tranquilidad", sostiene. González pide un período de tiempo mayor para hacer un balance sobre el impacto de la autovía en los negocios de hostelería. "Hay que esperar un año o un año y medio para sacar conclusiones. Puede que la menor afluencia de clientes no se deba sólo a la autovía, sino también a la crisis. Antes se trabajaba muy bien, pero la autovía era necesaria. La seguridad de los vecinos y de los conductores ha mejorado", señaló.

En la sidrería Los Bufones situada junto a la N-634 en Puertas, su propietario, Luis González, asegura que la apertura del tramo de la autovía para el negocio ha sido "positiva". El perfil del cliente ha cambiado "para mejor", dice. Este hotelero, coincidiendo con la apertura del tramo de la Autovía del Cantábrico, inició las obras de ampliación de su negocio, para construir nueve habitaciones. "Quiero ofrecer al cliente un restaurante de calidad. Antes, al venir mucha gente de paso, que en muchas ocasiones se iba sin terminar el segundo plato por las prisas, eso era más difícil. Se trataba de gente de tarde, mal y nunca", señala. González pide que se mejoren las entradas a los negocios de la zona, una vez que el tráfico por la N-634 ha descendido de manera considerable.