"El Parque miente en las cifras de daños por el lobo, hay muchas más cabezas"

-¿Cómo afronta el nuevo periodo representando los intereses ganaderos en el patronato?

-Los problemas de los ganaderos en el parque son los que llevamos años padeciendo y que no se resolvieron. Al contrario, cada vez se pusieron peor, y si continúan van a hacer que los ganaderos del parque vayan a desaparecer sin tardar muchos años. Con el lobo tenemos un problema muy grave, porque desde hace unos años la población se multiplicó. En un parque en el que había una cabaña ganadera bastante importante como era el de Picos, con ovejas, cabras y vacas, se fu reduciendo considerablemente el número y quedó en vacuno nada más. Oveja y cabra cada día hay menos y hay mayores problemas con el lobo, que al no tener este ganado menor, está devorando terneros y novillas y cada año más.

-Según datos facilitados por el Parque, de las 33.000 cabezas de ganado que hay en 2015 se reclamaron daños por 182, desapariciones incluidas. ¿Reflejan estas cifras un problema generalizado?

-El Parque no dice la verdad. Ciento y pico cabezas las hubo de baja sólo en Cangas de Onís y de vacuno, luego hay que añadir las que habría en otros concejos. Hubo muchas más bajas y el noventa por ciento fue de vacuno, porque oveja y cabra no hay. El 2015 fue, además, uno de los años en que más daños hubo en vacuno.

-¿Qué demandan del parque en este sentido?

-Llevamos tiempo reivindicando controles de lobo serios en las zonas ganaderas. En el parque hubo lobos toda la vida, pero en zonas donde no hacían mayormente daños. Ahora al crecer la población se repartieron por todos lados y el problema es muy gordo.

-El representante de los colectivos ecologistas en el patronato, Javier Naves, aseguró que hay estudios científicos que cuestionan la eficacia de matar lobos y apuntan que podrían aumentar los daños, ¿qué opina sobre esto?

-Si la población de lobo aumenta, si no se hace ningún control, ¿no van a crecer en número?, ¿no van a comer para crecer? Nuestra experiencia es que cuando había muchos daños y se hicieron controles, los daños menguaron. Hay que ser realista. Si hay muchos lobos, no puede haber ganadería, son incompatibles.

-¿Es problema económico?

-Es más que un problema económico, es un a cuestión de vivir o no. Por ejemplo, Aseamo se creó hace treinta años porque había una raza en peligro de extinción, quedaban unos pocos ejemplares. Hubo ganaderos que se unieron y empezaron a pelear porque la raza saliera para adelante. Si ahora el lobo nos mata una vaca o una ternera, no es sólo el daño económico, es el futuro de veinte años de ese animal, es la genética y todo lo que conlleva, cosas que no se pueden comprar. Por eso no se trata de abonar equis dinero. Es también el estrés y los problemas que traen los ataques del lobo a los animales que se quedan. Son cosas que no las contempla más que el que vive de ello.

-¿Qué momento vive la raza asturiana de la montaña?

-Estamos en números bastante positivos, es la raza adecuada para esta zona del parque de los Picos de Europa, para el Cuera, el Sueve, etcétera. No es que vaya creciendo de manera espectacular, va poco a poco y todavía no está para tirar voladores, en unos pocos años podría volver para atrás. En pureza hay unos 7.000 animales reproductores y en número de animales en total habrá 12 o 14.000.

-¿Se ha familiarizado el consumidor con esta raza y la demanda?

-El problema es que hasta ahora a las razas asturianas no se les dio mucha promoción. Ahora estamos integrados en la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternera Asturiana y los animales que se crían, ceban y son sacrificados en Asturias están saliendo bien, la gente tira por ella. También hay consumidores de otras comunidades, como Madrid.

-En una zona turística como el Oriente, ¿le gustaría que se consumiera más carne local?

-Era lo que teníamos que hacer todos, gastar lo nuestro, pero la gente muchas veces no mira mucho el origen. En la comarca está la Cooperativa Bioastur, que garantiza animales de asturiana de la montaña y además ecológicos y tiene unos precios bastante normales. Estaría bien que la gente supiera que puede consumir carne de verdad. Esto ya se va consolidando, pero no está a la altura que debería estar.

-¿Qué le diría a quien esté pensando que los ganaderos están detrás de la oleada de incendios que asoló la comarca y la región en el último mes?

-Los ganaderos parecen ser los culpables de todo lo que está pasando. Lo que quemó, ¿de quién es, de los ganaderos o de los que viven en la capital? ¿_Y cómo van a quemar sus propiedades, sus cuadros, casas y bosques?. Yo no puedo culpar a nadie, pero no se puede acusar a los ganaderos de quemar sus propiedades. Esto no fue por casualidad y la Administración que tome nota. ¿Por qué anduvieron algunos incendios treinta kilómetros, desde el concejo de Cangas de Onís hasta acabar en Llanes? Por el abandono que hay en el monte, algo que llevamos muchos años diciendo en todas las administraciones y en todas las reuniones a las que asistimos. Hay documentos del patronato y actas en las que se recoge cómo avisamos de que el matorral está tomando el monte, de que los ganaderos quedamos sin pastos y de que en lugar de ser un parque natural va a ser todo matorral. La Administración se dedica sólo a prohibir, pero invertir y trabajar nada. No es que no lo hagan ellos, es que tampoco dejan hacerlo, que es lo peor.

-¿En qué situación les deja la nueva Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea?

-En una situación bastante incierta. La mayoría de los ganaderos están perdiendo dinero, porque cada vez que hay un cambio en la cornisa Cantábrica resultamos perjudicados. La mayoría de dinero viene por superficie y en Asturias concretamente es de lo que más pecamos, porque en las razas de montaña tenemos pasto comunal. Este año por el matorral nos quitaron el setenta por ciento de la superficie, así que tendremos unos recortes bastante importantes en las ayudas. Además, no sabemos si seguirá habiendo recorte de superficie.