Un riosellano de 36 años cuya identidad se corresponde con las iniciales C. C. L. fue detenido el pasado martes como presunto autor del robo de diez kilos de angula viva en un vivero local. El hombre fue interceptado hacia las tres de la madrugada por una patrulla de la Guardia Civil que realizaba un servicio normal de vigilancia.

Los agentes estaban en los alrededores del acuartelamiento de Ribadesella, en la avenida Palacio Valdés, cuando sorprendieron al ladrón saliendo de un establecimiento de angulas y marisco situado junto a la plaza de abastos. Llevaba una macona negra e intentó escaparse cuando los vio bajarse de su vehículo y dirigirse a él.

Emprendió la huida hacia la zona de la ría, a la que pudo haberse tirado, y la Guardia Civil le perdió la pista, aunque prosiguió la búsqueda. Entre tanto la alarma de seguridad del establecimiento había alertado a los dueños, que confirmaron la sustracción de diez kilos de angula valorados en 3.200 euros. Después de varias horas los agentes localizaron al sospechoso en el interior de un coche en la playa de Santa Marina y lo detuvieron. C. C. L. fue puesto a disposición del juzgado de Cangas de Onís.

Mientras tanto, en la rula riosellana la angula continúa su racha de escasez, ahora acentuada por la calma en la mar y la luz de la luna. Ayer hubo tan poca cantidad que ni siquiera se realizó subasta, al igual que el día anterior. El único pescador que acudió a vender su producto fue el maliayés Jorge Villar, quien explicó que las capturas son "muy escasas. Llovió muy poco este año y la angula necesita riada de agua dulce". Villar llevó 1,3 kilos, pero "de varios días", pues las tiene en el vivero.

El precio de la angula esta semana ha rondado los 330 euros el kilo y los anguleros confían en que para la próxima "oscurada" (quincena que va del cuarto menguante al cuarto creciente) coincida con lluvia y movimiento de la mar para tener buenas capturas en la que será la recta final de la costera de este año.