Un fuerte olor a gas en el entorno del colegio público Braulio Vigón de Colunga obligó ayer a suspender las clases de los 140 alumnos que cursan Infantil y Primaria. La decisión se tomó más por precaución que por la existencia de un peligro real, pues ni los bomberos ni los trabajadores de Aquagest -la empresa adjudicataria del servicio municipal- hallaron indicios de escape o detectaron peligro alguno.

El hedor comenzó el día anterior, cuando algunos usuarios del polideportivo lo detectaron entre las siete y las ocho de la tarde. Los bomberos se desplazaron al concejo "tres veces en 24 horas", como le trasladaron al director del colegio, Miguel Sariego. Los mismos profesionales explicaron al docente que podría deberse al "mal tiempo, que pudo haber movido algo en el alcantarillado", pero le aseguraron que no hay "gas inflamable" en el entorno del centro. En el incidente también intervino la Guardia Civil, que avisó al director a las 8.30 horas de la mañana para que a su vez alertara a las familias.

Los padres que llevaban a sus hijos al colegio se enteraron a la llegada -entran a las 9.00 horas- y a los que usan el transporte escolar se lo comunicaron por teléfono. "Me lo dijo la cuidadora del autobús y sí que huele mucho, sobre todo en el aparcamiento del polideportivo", explicó Jorge Vega, de Loroñe, que recogió a su nieta y a su hija. Pasadas las diez de la mañana en el colegio apenas quedaban ocho alumnos, aunque los docentes permanecieron en el centro hasta finalizar la jornada. Sariego apuntó que las clases se suspendieron ante la normal "inseguridad e intranquilidad" de las familias, pero dado que no existe peligro alguno "el lunes continuará la labor educativa" en el centro, añadió.