"Como un gran problema para la salud pública". Así definen los ganaderos de Parres el brote de tuberculosis bovina que azota al concejo desde varios años y que ya ha afectado a varias personas. Uno de ellas es M. S, vecino de Fíos, que en noviembre de 2015 vació su explotación después de que varios de sus animales dieran positivo en la prueba de la tuberculina. Entonces, M. S. acudió a su médico de cabecera para realizar algunas pruebas que descartaran que su familia hubiera contraído la enfermedad infecciosa. "Me dijo que no me preocupara, que no hacía falta, pero insistí y me hicieron una prueba de reacción con una inyección intradérmica. El resto de mis parientes dieron negativo pero a mi me salió positivo, aunque no tuve que ingresar porque para cuando lo detectaron la enfermedad parecía estar curada", contó el ganadero, al que en la última campaña de saneamiento le salieron dos animales positivos.

Este caso no es único en Parres, donde hace un par de décadas una familia de Tospe y otra de Huexes fueron víctimas de la enfermedad, que se transmite a los humanos al beber leche cruda de vacas enfermas o inhalar gotículas infectivas. Los ganaderos sospechan que el reservorio de la tuberculosis se encuentra en la fauna salvaje. En Parres hay al menos 7 explotaciones con tuberculosis y 13 dudosas.