Junto al antiguo lavadero del barrio de L'Acebal, en la localidad llanisca de San Roque, quedó inaugurada ayer, entre los parabienes de los vecinos que acudieron al acto, una impresionante escultura de piedra que homenajea a los antepasados campesinos del pueblo y que se complementa con la descubierta hace tres años en el lavadero de Covielles, en reconocimiento a las mujeres lavanderas. No debe un pueblo alejarse de su pasado y dejar de recordar sus orígenes y San Roque, con estos actos, se esfuerza porque así sea. La loable iniciativa de la escultura del campesino, como previamente fue la de la lavandera, se ha llevado a cabo gracias al empeño de la asociación "El Perru de San Roque", y al trabajo desinteresado de varias vecinas que se han esforzado por sufragar los costes de la escultura haciendo teatro, organizando rastrillos, mercadillos o fiestas.

Los parabienes por el resultado final de la obra artística los recogieron en su integridad los artistas encargados de transformar el bloque de piedra caliza de una tonelada y media de peso, en un campesino de mediados del siglo pasado con corizas, camisa, guiada para cuidar el ganado y boina. Toño Noriega, más conocido como "Ríos", y Toño Llorente, "Cotolla", han puesto toda su alma en este proyecto. Que ambos canteros sean de la propia localidad ha hecho que el resultado final de la escultura represente, de la manera más fiel posible, lo que "El Perru de San Roque" y las vecinas que han dado vida a este proyecto han querido lograr.

La ceremonia comenzó pasadas las siete de la tarde con el lanzamiento de voladores. "Queremos que, a través de este tipo de iniciativas, que los que vengan detrás recuerden el trabajo de nuestros mayores", señaló Seve Enterría. Paqui Galguera manifestó que con todo esto persiguen "cambiar la imagen del pueblo. En San Roque tenemos muchas cosas que mostrar", resaltó.

El momento más emotivo de la inauguración de la escultura fue cuando Julio Ruenes recitó, ante el hombre de piedra, la poesía "El Segador", de Pablo Ardisana. El acto, al que acudieron decenas de personas, sirvió también para homenajear, mediante el descubrimiento de una placa en el lavadero, a Lorenzo González Cue, hijo y benefactor de la localidad llanisca, y responsable, entre otras cosas, de la llegada del agua a San Roque.