El joven Marcos Laso nunca pensó que sería rey por un día, pero ayer se enfundó en el traje real para recrear la visita que Carlos V hizo a Ribadedeva en 1517. Pasó por Pimiango, que consiguió atrasar el calendario cinco siglos con las más de setenta personas vestidas de época que encarnaron diferentes personajes. A esto se unió la celebración del mercado tradicional y, sobre todo, la implicación de todos los participantes.

Hasta el alcalde, Jesús Bordás, se metió en la piel del regidor del concejo en el siglo XVI y desde el balcón del palacio de Pimiango pidió a los vecinos: "Atendamos al rey lo mejor que podamos, como corresponde". El monarca realizó aquel viaje para conocer las tierras que acababa de heredar. Bordás, que aseguró que el suyo es un pueblo "leal a la corona de España", aprovechó para trasladar el mal estado de los caminos y las necesidades del pueblo anfitrión. El Alcalde cedió la palabra a Laso, vecino de Pimiango y metido en el papel de rey hasta el punto de pronunciar su discurso con un simpático acento extranjero. Lo hizo junto a la infanta doña Leonor, papel interpretado por Laura García, también vecina de la localidad ribadevense. El séquito del monarca, cuidado al detalle, estuvo integrado por unas cuarenta personas de la asociación "Los Torreones", de Torrelavega y Cartes (Cantabria) y una treintena de vecinos de Ribadedeva, todos vestidos bajo la dirección de María Jesús Pérez Díaz. No faltó el confesor de Leonor, el cardenal, interpretado por el cántabro Mario López, ni tampoco el mando de la corte del rey, "el coronel", a quien dio vida Rosendo Ruiz Rumosoro, también cántabro. "Estos trajes los traía la corte que venía de Alemania, pues en España no se conocían", apuntó el militar momentos antes de iniciar el desfile.

El éxito de la recreación, organizada por Comandefe (Comisión de Actividades y Festejos de Pimiango) y por el Ayuntamiento de Ribadedeva, fue rotundo y no en vano provocó un formidable atasco a la entrada del pueblo, convertido luego en una larguísima hilera de coches aparcados en la carretera. Entre ¡vivas! al rey y las actuaciones folclóricas en distintas plazas, el público disfrutó de un viaje en el tiempo que concluyó con una cena en honor a Carlos V a base de marmita y arroz con leche. Regados, eso sí, de vino, café y licores.

Si la historia se repitiera como sucedió hace casi quinientos años, Carlos V habría continuado viaje hacia la localidad cántabra de San Vicente de la Barquera, como explicó Bordás. Antes de visitar Ribadedeva, había desembarcado en Villaviciosa y visitado Colunga, Ribadesella y Llanes.