Un cementerio de la época visigoda único en Asturias es lo que se están encontrando los expertos que excavan en el yacimiento piloñés de Argandenes. La campaña de este año, en la que han participado como voluntarios un grupo de arqueólogos escoceses ("Guard Archaeology") comenzó hace un par de semanas y ya está dando sus frutos: se han localizado al menos tres enterramientos, que cuentan con ajuares funerarios que incluyen pequeños cuchillos y hebillas de cinturón de bronce y de hierro, entre otros elementos. Y la cifra de hallazgos va en aumento.

Es la segunda vez que el equipo de voluntarios que capitanea el arqueólogo Rogelio Estrada trabaja en el paraje, conocido como "Lladresa". La primera campaña tuvo lugar, con apoyo de la Consejería Cultura, entre noviembre de 2010 y febrero de 2011, después de que la ejecución de un desmonte para la instalación de un depósito de agua sacara a la luz una serie de enterramientos al este de Argandenes. Entonces se inhumaron unos 19 individuos de un pequeño edículo que los investigadores estiman que ejerció las funciones de panteón durante un dilatado periodo de tiempo.

Las tres analíticas con carbono 14 realizadas en el Centro Nacional de Aceleradores (CNA) de Sevilla refrendaron que las tumbas databan de un período comprendido entre el siglo V y mediados del VII. "El yacimiento es excepcional porque aporta datos de una etapa poco conocida, como es la que discurre entre la caída del imperio romano y la formación del Reino de Asturias, y también porque, normalmente, las tumbas en la Cordillera Cantábrica aparecen aisladas, no dentro de edificaciones", dice Estrada.

La excavación -que durante cinco años estuvo parada por falta de financiación y que se acaba de retomar gracias a una subvención municipal de 7.000 euros-se centra ahora en la zona oeste del edículo inicial, después de que se realizaran otros dos sondeos en la zona. Allí, en un terreno de cuatro por cuatro metros, y a una profundidad de medio metro, trabajará hasta finales de mes media docena de especialistas, como la antropóloga Nieves Candelas, de la Universidad Autónoma de Madrid, en busca de nuevas tumbas, y Bea González, de Lugones.

"Hay algún ejemplo de estos edículos en el área levantina peninsular, pero en zonas rurales como ésta no es lo habitual", destacan los investigadores, que confían en poder realizar nuevas campañas en años venideros. La necrópolis de Argandenes destaca porque todos los enterramientos se orientan con la cabeza a poniente y los pies a levante, y porque las sepulturas insertas en el edículo están alineadas. Todos los cadáveres se colocaron en posición de decúbito supino (tendidos boca arriba, sobre la espalda).

Los investigadores buscan con esta campaña conocer si el cementerio está asociado a una pequeña comunidad aldeana, quizá heredera de una primitiva villa romana, o si se trata de un panteón aislado. El yacimiento proporcionará datos de los hábitos de consumo, rituales ceremoniales y vida diaria de los individuos enterrados en la edificación, afectada por varios saqueos a lo largo de la historia.