La cuesta del "Angliru" de Lastres -así han bautizado los vecinos la cuesta para llegar al centro de salud y a la residencia- tiene ahora una alternativa para quienes no se quieran enfrentar a ella. Se trata del ascensor prometido por la Consejería de Bienestar Social para la primavera del año pasado, una obra cuya acta de recepción se firmará el próximo lunes, día 16.

La instalación consta del elevador para quienes tengan menos movilidad, que al subir desde el nivel del aparcamiento tiene una pasarela que conecta con la entrada al centro de salud y también a la residencia. Cuenta, asimismo, con unas escaleras para aquellos que prefieran ejercitarse un poco. Al final de ambos accesos hay una puerta con un timbre para cada equipamiento, una medida que se ha tomado por la seguridad de algunos usuarios del centro de mayores, de forma que el recinto continúa siendo cerrado.

Las obras para instalar el ascensor comenzaron a mediados de agosto (el consejero de Salud, Francisco del Busto, había anunciado en enero de 2016 que la instalación estaría "para marzo, abril o mayo"). También se ha retrasado la ejecución, pues la duración se estimó entonces en tres meses. La inversión ha sido de 96.777 euros, una cantidad ligeramente superior a lo que costó adecuar el bajo de la residencia para ubicar allí el centro de salud.

El equipamiento abrió sus puertas en febrero e incluye dos salas de consulta, una para enfermería y otra para medicina, una sala de espera de 20 metros cuadrados y un pequeño almacén. El consultorio atiende a una población de un millar de vecinos, no sólo de Lastres, sino también núcleos cercanos. Su inauguración llegó después de una década de protestas vecinales después de que el servicio se sacara de la Casa del Mar y se llevara a la calle San Antonio, donde dos plagas casi consecutivas de pulgas y la falta de espacio llevaron a los vecinos a manifestarse para pedir un lugar "digno" donde recibir atención médica.