"El Sella es la prueba de descenso de ríos más importante del mundo y desde su nacimiento, en los años treinta del siglo pasado, ha recibido a las más modernas embarcaciones del momento, por eso la elegí para mi tesis doctoral". El salmantino José Manuel Talón Ballestero es un apasionado del piragüismo, disciplina que empezó a practicar con 8 años. Ha disputado multitud de carreras, es asiduo del Descenso del Sella, formó parte del equipo nacional junior, y, con 45 años, aún compite en la categoría de veteranos. De ahí que, tras estudiar Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en León, al organizar el profesor asturiano Saúl García Blanco cursos de doctorado, se decidiera por elaborar la tesis sobre la "Evolución del material de piragüismo en España a través del análisis histórico del Descenso Internacional del Sella".

Tardó un decenio en acabar el trabajo y lo defendió con éxito hace dos años, en la Facultad de Pedagogía de Salamanca. Fue una "dura tarea de búsqueda, documentación, recopilación y ordenación", salpicada de entrevistas a personas como el riosellano Antonio Cuesta, de la saga de pioneros y grandes palistas y fabricantes de canoas Hermanos Cuesta. Entre las conclusiones de su tesis figura que el Descenso del Sella ha sido, desde 1930, el escaparate en el que se han visto por primera vez modelos de embarcaciones inéditos en España, que rápidamente eran "copiados" por los fabricantes nacionales.

Su tesis es una especie de atlas, con una base documental de 1.500 fotografías, en las que se comprueba la evolución de las embarcaciones con el paso del tiempo y que incluye imágenes de todos los modelos vencedores en el Sella. Ha conseguido fotos de modelos que se consideraban perdidos y ha comprobado que las actuales piraguas, de carbono, muy poco tienen que ver con las de hace años, construidas en madera y con peores condiciones hidrodinámicas, por lo que requerían esfuerzos mucho mayores.

Debido a que inició la tesis en León, pero la concluyó en Salamanca, porque le hacía "ilusión" defenderla en su ciudad natal, tuvo dos directores de tesis, el ya citado Saúl García Blanco y Belén Tabernero. En el tribunal que analizó su tesis figuraba como presidente Gerardo Villa, y hubo presencia asturiana, Concepción Tuero del Prado. Entre las conclusiones de la tesis destacan que los restos de las canoas más antiguas tienen 4.680 años, y no 6.000 como se pensaba; y que las piraguas utilizadas en el Sella han ido variando su forma a lo largo de los años en busca de mejoras hidrodinámicas, lo que ha permitido mejorar los tiempos en la prueba asturiana.