El Ministerio de Fomento no intervendrá en el argayo de las curvas de Villasola, en Ribadedeva, hasta contar con un estudio detallado de toda la ladera afectada. De momento, el departamento que encabeza el cántabro Íñigo de la Serna, se ha limitado a retirar la tierra y las rocas caídas el domingo en uno de los dos carriles de la N-634 y a colocar dos semáforos, que permiten el paso intermitente de vehículos en ambas direcciones. El paso, por lo tanto, ha quedado restablecido.

Los expertos de Fomento temen que una reparación inmediata de la N-634 en Villasola provoque un desprendimiento aún mayor, dado que la ladera afectada está compuesta principalmente por arcillas. El origen del alud de tierra y rocas que afectó a la N-634 entre las localidades de El Peral y Bustio, muy cerca del límite con Cantabria, está en las lluvias caídas en los últimos días, según las primeras investigaciones de los especialistas.

La primera decisión de Fomento fue retirar únicamente la tierra y las rocas caídas en el carril que utilizan los vehículos que se dirigen hacia el Oeste. Apenas se tocó el material depositado en el carril que avanza hacia Cantabria por el temor de que caiga aún más arcilla y rocas.

El lugar ha sido vallado y se han colocado diversas señales de precaución y de limitación de velocidad a 50 kilómetros por hora. Una grúa permanecía aparcada junto al alud a última hora de la tarde de ayer.

La zona de las curvas de Villasola sigue dando problemas. Ya los dio, y bien graves, durante la construcción del tramo Unquera-Llanes de la autovía del Cantábrico. De hecho, los continuos desprendimientos ralentizaron los trabajos y fueron la excusa perfecta para que el Ministerio paralizara la obra durante dos años, cuando más arreciaba la última crisis económica.

La fragilidad de las laderas de Villasola obligó a replantear la obra y a dotarla de más dinero. Entre las consecuencias de los argayos figuró la drástica reducción de la mediana de la autovía, que en un primer momento iba a tener 11 metros de ancho. Este cambio permitió aminorar la excavación necesaria en las laderas de Villasola para encajar la N-634, que discurre paralela a la Transcantábrica. Pero los desprendimientos fueron casi el pan de cada día hasta el final de la obra. Pese a ello, un portavoz de la empresa adjudicataria del tramo más oriental de la autovía en Asturias destacó el día de su inauguración, el 29 de diciembre de 2014, que era "imposible" que hubiera más argayos en Villasola, porque las laderas estaban "perfectamente aseguradas". Solo dos meses más tarde nuevos argayos obligaban a cortar la N-634. Y los desprendimientos se han venido repitiendo cada cierto tiempo.